Todavía estamos en verano en nuestras latitudes pero Ucrania está preparando un golpe gasístico contra Europa. Cierto que todavía hace calor, que la gente está de vacaciones en la playa y a nadie se le viene a la mente la idea de que, acorde a las “reglas de la guerra”, es posible que este invierno pasemos frío, porque el pasado 14 de agosto Ucrania aprobó una ley que contempla la posibilidad de introducir sanciones contra la Federación Rusa, tales como bloqueo de los activos de personas físicas, retiro de licencias expedidas a compañías y bancos y, lo que es más importante, limitación del tránsito de gas ruso.

El paso del gas a través de Ucrania movió a Bruselas a recapacitar, por la simple razón de que ahora ese combustible azul es consumido por unos quince países miembros de la UE y algunos de ellos como, por ejemplo, Bulgaria, son totalmente dependientes de los suministros vía Ucrania.

Las primeras que se verían afectadas en ese supuesto serían Turquía, Bulgaria y Grecia. Sufrirían escasez de gas también Eslovaquia, Austria, Italia, Croacia y Hungría. Italia se abastecería de gas de otras fuentes también pero, ¿sería capaz de aumentar esos suministros?

Consideremos el ejemplo del Programa Cooperación de la UE sus vecinos orientales (Ucrania, Moldavia, Bielorrusia, Georgia, Armenia y Azerbaiyán). La realización de este programa en Ucrania catalizó la crisis económica, política y social a lo largo de la frontera con la UE. Ahora Bruselas se ve forzada a encauzar los flujos financieros hacia Ucrania en vez de apoyar la economía del sur de la UE.

Ucrania no es el único caso en que el remedio ha resultado peor que la enfermedad.

El impulso a las “revoluciones sociales” condujo a la creación de un “Califato Islámico”. La seudorrevolución siria se volvió contra quienes la iniciaron. Según informa el diario libanés As-Safir, los terroristas del “Estado Islámico de Irak y Levante” secuestraron de su propia clínica en la provincia oriental Deir Ezzor a la médica Ruya Dia y la decapitaron por la única razón de que había curado también a varones. El absurdo de este cruel castigo es obvio, ya que  la especialidad de la víctima es… la odontología. Dicho sea de paso, quienes establecieron control sobre esta parte de Siria prohíben a las mujeres, bajo amenaza de pena capital, someterse a exámenes médicos practicados por médicos varones.

El asesino del periodista norteamericano James Foley hablaba un inglés perfecto, con acento londinense. Probablemente sea uno de los principales celadores que cuidan de los ciudadanos occidentales secuestrados y mantenidos en Raka, bastión del “Estado Islámico” en Siria.

No solo sirios suelen ser víctimas de los “combatientes” del “Estado Islámico de Irak y Levante”, “El Ejército Sirio libre”, el “Frente Islámico” u otros grupos armados ilegítimos. Los terroristas del “Estado Islámico” comunicaron que han capturado al periodista japonés Haruna Yukawa, a quien acusan de espionaje. Ese señor trabaja para los “rebeldes”, concretamente para el “Frente Islámico”. No es el único que apoya la seudorrevolución siria, pero ya se ve forzado a tragar sus frutos amargos.

Todos sabemos quiénes tiene la culpa de que el mundo haya dejado de ser un buen sitio para vivir. Esto, sin embargo, ya no tiene tanta importancia. Lo principal en la agenda de la comunidad internacional hoy es aunar los esfuerzos para poner fin a la crisis de Ucrania y oponerse al “Estado Islámico” y otras estructuras yihadistas. En estos asuntos la coordinación entre la UE y Moscú sería más útil que la confrontación extrema y la práctica de “hacer sonar las armas”.

Los acontecimientos evolucionan con gran rapidez…

En Ucrania búlgaros étnicos han perdido la vida; un misil balístico a impactado Donetsk; en la región de Lugansk ha sido matado el cónsul de Lituania…

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Versión en español por Raina Petkova