El día 6 de septiembre es uno de los más memorables de la historia búlgara porque en esta fecha, hace 129 años, se efectuó la Unificación de Bulgaria. Hoy en día los búlgaros concebimos la Unificación de 1885, entre el Principado de Bulgaria y la Rumelia Oriental, como un episodio romántico del pasado nacional porque de un evento histórico concreto, de resultado político estatal, se ha convertido en un símbolo nacional.
Siete años después de la liberación del dominio otomano en 1878, los búlgaros de ambos lados de la Cordillera Balkánica tuvieron la osadía de violar el Tratado de Berlín de las Grandes Potencias que fragmentó las tierras búlgaras. La amenaza militar directa, la ira turca, la desaprobación rusa y el entorno hostil fueron superados de una manera que se ganó la simpatía hasta de la prensa europea más escéptica. El historiador, Prof. Andrey Pántev nos hace volver 129 años atrás: “Lo ocurrido entonces quedó para siempre en los anales de la historia política búlgara y europea. La creación del Estado artificial de Rumelia Oriental al sur de la cordillera del Balkán tenía como objetivo debilitar el Principado búlgaro (conformado por Bulgaria del Norte y la región de Sofía) por medio de una división artificial y crear una nación artificial. Rumelia Oriental se regía por un Estatuto Orgánico equivalente a la Constitución de Turnovo de 1879 del Principado. La idea, sin embargo, no era sólo crear una región aparte bajo la forma de un estado, sino también constituir gradualmente una nación rumeliana, suma de búlgaros, griegos, turcos, armenios y judíos. Esto conllevaba un mensaje muy peligroso en una perspectiva histórica más distante. Reproduciendo la experiencia del movimiento independentista nacional antes de la Liberación, los revolucionarios búlgaros, impacientes, lograron prevenir decididamente esta tendencia. El 6 de septiembre, la ciudad de Plóvdiv amaneció con una noticia extraordinaria: el Tratado de Berlín había sido desatendido en la parte relativa a Rumelia Oriental. Los dos estados búlgaros estaban unificados. Fue una magnífica combinación de fe, política y diplomacia. El ejército del Principado se internó en Rumelia Oriental teniendo bien claro los riesgos que esto acarreaba. Cuando el mundo vio esta determinación y cuando más tarde triunfamos en el campo de batalla contra la invasión serbia, ya era imposible hablar de división”.
El acto de la Unificación más que como engrosamiento Estatal con sus ventajas comerciales, económicas, militares y geopolíticas concomitantes, es importante como lección histórica y llamativo como triunfo cultural y político. Es sobre todo una hazaña cultural pacífica, a pesar de la sangre heroica derramada en los campos de Slívnitza donde el Ejército búlgaro "hizo un milagro". Con mandato de una parte de las Grandes Potencias, el rey serbio, Milán, atacó Bulgaria en nombre del status quo de los Balkanes. La victoria sobre el ejército serbio consolidó la obra de los unionistas. Las naciones europeas condenaron la Unificación, ninguna se declaró a su favor. Como había de esperar, la más contrariada era Rusia porque este acto búlgaro se efectuó sin su aprobación.
La preparación de la Unificación fue una combinación, sin precedentes en la historia del país, de política y diplomacia, educación, cultura, persistencia y capacidad de hacer concesiones, combatividad y resignación, revolución y reforma. Esta coordinación condujo a escenas emotivas inolvidables en que guardias civiles de la Rumelia Oriental se abrazaban con soldados del Principado, mientras que los habitantes de Plóvdiv, cabecera de Rumelia Oriental, renunciaban a su prioridad histórica de capitalinos para ceder este prestigio a Sofía en pro de la unidad búlgara.
El Prof. Pántev hace recordar una de las lecciones que nos dio la Unificación: “Muchos políticos como Petko Karavélov, Stefan Stambolov, el propio príncipe Alejandro I de Battenberg y los activistas de la Unificación en Plóvdiv tenían diferente visión sobre este acto – dice el historiador –. Sin embargo, cuando éste se volvió un hecho real todos se aunaron, dejando aparte rencores y sin buscar ningún beneficio político de ello”.
El mensaje sobre el significado histórico de la Unificación es que la idea de lo búlgaro vence con la razón. La Rumelia Oriental era mucho más atractiva para vivir que el Principado porque estaba mejor organizada. Plóvdiv era más estable en comparación con Sofía, que en aquel entonces era una villa poco agraciada. Los mozos de Rumelia Oriental no iban a servicio militar, allí no se pagaban impuestos aplastantes, todos los comerciantes tenían preferencias para los mercados del sistema imperial otomano, que seguía expandiéndose en tres continentes. En esto radica la grandeza de los unionistas de Plóvdiv: no les importaba vivir una vida más humilde, pero unidos en un Estado común con sus hermanos del Principado de Bulgaria y con un sentimiento de comunidad defendible.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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