Insignias del poder monárquico, las primeras medallas búlgaras, un traje de diplomático profusamente decorado con bordados hechos en oro, lienzos de destacados pintores búlgaros, son algunas de las piezas reunidas en la exposición titulada “El nacimiento del Tercer Reino búlgaro: Sofía y la región a horcajadas entre los siglos XIX y XX. Los capitalinos”.
“Es la época en que el Estado búlgaro reaparecía en el escenario internacional cual el Ave Fénix al cabo de cinco años de dominación otomana”, explica la crítica de arte Mila Santova. Es la época en que el país buscaba las vías y las formas más idóneas de reconstituirse como Estado. Encontró esas vías y formas en el modelo europeo con el que se identificaba. En esta muestra se puede ver la llamada Constitución Argéntea de 1911, llamada así por el revestimiento en plata de sus cubiertas”.
En esta Carta Magna, la V Legislatura de la Asamblea Nacional Constituyente vertió en 1911 los principales postulados de la Constitución de Tarnovo aprobada en 1879, luego de que en 1908 Bulgaria fuera proclamada reino. “La Constitución Argéntea es el documento fundamental del Estado que reglamenta Bulgaria al tono con la lógica de las estructuras europeas, continúa diciendo la catedrática Santova. En realidad, el paso legislativo decisivo de aquel período, que volvió la cara de Bulgaria y de los búlgaros hacia Europa, es precisamente la Constitución Argéntea. Desde luego, la relación con Europa era mucho más amplia, ya que, incluso antes de que el país se independizara, muchos búlgaros habían marchado a estudiar en diversos países europeos. Se había formado una intelectualidad a la que le correspondió un papel sustancial en el período constituyente del Estado búlgaro”.
Las piezas que presenta la exposición dedicada a la formación del Tercer Reino búlgaro pertenecen a diversos museos capitalinos y a una colección privada. La exposición se puede ver en el Museo Nacional de Artes Plásticas, emplazado en el antiguo Palacio Real de Sofía. Los organizadores de la muestra han reservado un espacio denominado “cámara oscura”, donde los visitantes de la exposición pueden sentarse y contemplar imágenes retro facilitadas por la Filmoteca Nacional y disfrutar de una presentación de diapositivas.
“Para el espectador moderno es un hecho curioso el que en las imágenes documentales de aquel período (fotos y secuencias fílmicas, si bien escasas) por las calles de Sofía se pueden ver paseando, tanto personas vestidas según el último grito de la moda europea de la época, como también paisanos de las aldeas vecinas a la capital luciendo trajes tradicionales. Estas imágenes son un reflejo de la complicada amalgama de la vida pública en la Bulgaria en aquel período. Era una amalgama tan fuerte que hasta la familia real se solía ataviar con atuendos tradicionales y lo documentaba en fotografías. En la exposición presentamos una foto de este tipo del rey Fernando I de Bulgaria, sus hijos y su segunda esposa luciendo trajes típicos. A mi juicio, esta fotografía muestra de forma simbólica el nexo entre los dos principios fundamentales de la nueva cultura búlgara”.
Son hitos de la exposición “El nacimiento del Tercer Reino búlgaro” los retratos de miembros de la familia real y de figuras emblemáticas como el gran poeta, escritor y dramaturgo búlgaro Iván Vazov y el destacado político Stefan Smabolov, conocido por su mano firme. Por otro lado, el visitante puede ver magníficos retratos de campesinos hechos por el remarcable pintor búlgaro de origen checo, Iván Mrkvicka.
Un elemento sumamente interesante de la muestra es un juego de mesa de múltiples piezas de porcelana que ganó un concurso femenino celebrado bajo la égida de la princesa Eudocia. El juego es obra de Alexandra Hadzhivalcheva, descendiente de San Paisii de Hilendar, el autor de la Historia eslavo-búlgara, la primera historia de Bulgaria, que desempeñó un papel enorme en el período del Renacimiento Nacional (siglos XVIII y XIX).
Lo curioso de ese juego de vajilla es que la pintora, que perteneció a una de las primeras promociones de discípulos de la Escuela Nacional de Pintura, decoró las piezas con exquisitas figuras típicas de los bordados tradicionales. Conocer la historia del juego permite asomarse a la historia de una destacada familia búlgara estrechamente relacionada con los procesos culturales en la Bulgaria de aquella época.
Versión en español por Raina Petkova
Fotos: Veneta Pavlova
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