El Conjunto Nacional de de Canto y Danzas Tradicionales Filip Kutev es, desde hace decenios, uno de los símbolos musicales de Bulgaria… Ha ofrecido miles de conciertos en decenas de países, en que los instrumentistas, cantores y bailarines que lo integran han movido al público a ponerse de pie para aplaudirlos. Es imposible imaginar la cantidad de personas por el mundo que escucharon por primera vez el nombre de Bulgaria gracias a este conjunto estatal representativo del arte folclórico musical y dancístico nacional. Fue creado en 1951 y hoy lleva el nombre de su fundador, Filip Kutev. El Archivo Sonoro de Radio Nacional de Bulgaria guarda un registro de este gran compositor nacional en el que él evoca el comienzo de la historia de esta emblemática agrupación.
También María Kuteva, folclorista y filóloga, esposa y compañera en el trabajo de Filip Kutev, evoca los orígenes de la agrupación que hoy lleva el nombre de su marido. Su relato ofrece importantes detalles sobre la época y el contexto cultural en que surgió la agrupación.
El comienzo fue muy difícil, dice. En aquel entonces Filip Kutev aún trabajaba en la Casa de Cultura Central del Ejército Popular, donde era responsable de la actividad musical. Procuraba convencer a sus colegas de la necesidad de que Bulgaria contara con un conjunto folclórico nacional. En aquel entonces ya existían piezas musicales compuestas sobre la base del folclor. Celebrábamos la aparición del drama dancístico Nestinarka (por el nombre de las bailadoras que danzan descalzas sobre ascuas vivas), una obra compuyesta por Marín Goleminov. Sin embargo, su música había sido escrita con los medios de expresión académicos. Se mostraban muy entusiasmados con la idea de crear el nuevo conjunto de música y danzas autóctonas los compositores que trabajaban en esta línea: Petko Staynov y, desde luego, Marín Goleminov. Un profesional muy competente, profundamente convencido del valor de la nueva iniciativa, que nos dio un fuerte apoyo una vez creada la agrupación fue el compositor Dimitar Nenov. Poco a poco mi esposo logró convencer a las instituciones públicas de las que dependía todo. Filip se encargó de la parte musical. Por recomendación suya, Margarita Dikova asumió la dirección de la agrupación dancística, mientras que Iván Kavaldzhiev se ocupó de la orquesta. La encargada de los trajes era Neva Tuzsuzova, lo cual fue toda una suerte para el conjunto ya que Neva compartía la visión de mantener el estilo autóctono, respetando siempre las normas del escenario. A veces las cualidades más interesantes de las piezas folclóricas se ven ofuscadas si de modo automático se las transpone en el podio concertístico. Las primeras canciones que creó Filip tenían la única función de enseñar a los cantantes cómo cantar en un coro. Éste era integrado por muchachas de bellas voces sin ninguna formación musical, que experimentaban una felicidad indescriptible al escuchar sus canciones interpretadas por el conjunto.
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