El Censo de la Población 2011 ha confirmado los pronósticos sociológicos que ya existe una tendencia a la despoblación de Bulgaria. Desde hace mucho tiempo, todos los indicadores tienen signo negativo, señalan los sociólogos y dirigen una mirada pesimista hacia el año 2050. Al parecer, entonces la población de Bulgaria será de unos 5 millones, o sea, unos 2 millones menos que ahora. Al mismo tiempo, la población global de la Unión Europea en el mismo período crecerá en al menos 15 millones.
En Bulgaria la sensación de catástrofe demográfica es reforzada por la alta tasa de mortalidad de la población, y por el hecho de que las personas de 65 años y más edad ya suman más del 19% de los búlgaros. Las estadísticas son implacables y nos dicen que el número de los búlgaros se reduce en unas 164 personas al día.
Los problemas no vienen de fuera, sino están aquí, en Bulgaria, dice Totko Naidenov, secretario general de la Alianza Nacional “Vida para Bulgaria” y autor del libro “Los niños sin los que no podemos”. No es sólo suya la opinión que la responsabilidad de los problemas demográficos recae en los dirigentes del país en los largos años de la transición. La lucha por el poder y por acumular capital entre los que ostentan el poder ha modificado la escala de valores y la moral de muchos búlgaros. Esto ha afectado las relaciones en las familias. A menudo representantes del mundo de la delincuencia se convierten en un atractivo modelo a imitar. Más de la mitad de los niños de Bulgaria son extramatrimoniales y esto tiene sus consecuencias, señala Naidenov.
“La mayor parte de las madres han declarado que son solteras porque de esta manera reciben mayores ayudas para la crianza de sus hijos. Hemos creado y propiciamos la existencia de la “profesión” de romaníes-padres y de esta manera, gracias a nuestra negligencia, cavamos la fosa a la que conducimos el país. En el informe especial de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) “Tendencias Globales para 2015”, entre los pronósticos sobre el desarrollo del mundo está la conclusión de que Bulgaria la población envejece con mayor rapidez, se empobrece y emigra también rápidamente. En otras palabras, no sería exagerado concluir que hoy en día, sin guerras, el número de los búlgaros se reduce catastróficamente.
Anualmente, la población se reduce en 60 mil personas. Si bien en 1988 la tasa de crecimiento de la población era del 2,1 por mil con signo positivo, hoy en día es del 5,5 por mil, con signo negativo. Según el Instituto Nacional de Estadística, los búlgaros suman algo más de 7 millones 280 mil, pero según datos de la CIA no somos más de 6 millones 900 mil personas. La diferencia de unas 300 mil personas no tiene una gran importancia, pero yo añadiría que el pronóstico asusta, porque la población búlgara también enferma mucho. Falta una sanidad pública de calidad, bien remunerada y eficiente. Tan sólo el 4,3% del PIB se destina a sanidad. En el resto de los países miembros de la UE, la suma es dos veces y medio más alta. Hay algo más, y es que cambia la composición étnica de la población de Bulgaria, pero es difícil valorar precisamente cómo, porque las agencias sociológicas no hacen estimaciones de estos cambios”.
Aunque no existan datos precisos sobre los años anteriores, el cambio a que se refiere Totko Naidenov es un hecho. En la prensa búlgara aparecieron publicaciones que narran las historias de macedonios, rusos, árabes y asiáticos que aprecian mucho a Bulgaria y se refieren a nuestro país como a su segunda patria. En 2009, la mitad de los extranjeros que venían a Bulgaria por motivos empresariales, matrimoniales o relacionados con la educación, tenían intenciones de establecerse de forma permanente en Bulgaria. La mayor parte de ellos eran provenientes de los países asiáticos y árabes, de Rusia y las ex repúblicas soviéticas. Los atrae la caída de los precios de los inmuebles en Bulgaria, los bajos precios de las mercancías y los servicios, y no en último lugar, los recursos naturales del país.
Con frecuencia a los rusos que han comprado casas en la costa búlgara del Mar Negro los denominan “Los nuevos búlgaros”. Esto les agrada y señalan que tienen intenciones de establecerse de forma permanente en nuestro país en cuanto se les presente la ocasión. Según los agentes inmobiliarios, su número oscila entre 200 y 300 mil personas y sigue aumentando a pesar de la crisis económica. Los rusos se sienten atraídos principalmente por el clima suave y la proximidad de Bulgaria, se sienten bien aquí y encuentran similitudes en la comunicación social.
A diferencia de los demás inmigrantes, los ciudadanos de la vecina Macedonia tienen más suerte y obtienen ciudadanía búlgara con mayor rapidez. Se trasladan a Bulgaria por razones económicas relacionadas con la posibilidad de convertirse en ciudadanos de un país miembro de la UE. El Ministerio de Asuntos Exteriores en Skopje sigue de cerca este proceso, aunque no dispone de un mecanismo para determinar el número de los macedonios que obtuvieron un pasaporte búlgaro. En otoño de 2011, en menos de un mes, su número aumentó en unas 7 mil personas.
¡Versión en español por Ruslana Valtcheva
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