El alcalde de una pequeña aldea de montaña en Bulgaria ha anunciado un premio bastante original consistente en un apartamento de dos habitaciones para la dama que se case con un médico y consiga convencerle que vaya a practicar la profesión en esa aldea, de 970 habitantes. Es una anécdota que ilustra los graves déficits que aquejan el sistema sanitario de Bulgaria.

“Si existiera un premio a la migración más lamentada, dramatizada y discutida, recaería sin duda en la movilidad de los profesionales de bata blanca. La misma permite entender las contradicciones de la emigración búlgara y percibirlas de modo más intenso.

La migración de las batas blancas será el tema del informe de la profesora Anna Krasteva, de la Nueva Universidad Búlgara, con que la estudiosa participará en la sesión plenaria de una conferencia científica que se inaugura hoy, organizada por el Instituto de Etnología y Folclorística de la Academia de Ciencias de Bulgaria, y que versará sobre los búlgaros en el extranjero y los extranjeros en Bulgaria: las instituciones, las organizaciones y la vida de las respectivas comunidades.

“La migración de las batas blancas centra en sí las miradas por el hecho de que todos reconocen su carácter excepcional que radica en su capital social, que presenta cuatro dimensiones, señala la profesora Anna Krasteva.

“La primera dimensión es la profesional. Los médicos son parte de la emigración altamente cualificada y de la movilidad de cerebros. La segunda dimensión es la económica porque el sector de sanidad en las economías desarrolladas es enorme y seguirá creciendo. La tercera dimensión es la humana. Son pocas las profesiones que tienen un juramento de honor como el hipocrático, que resalta el carácter excepcional de la medicina al servicio de la comunidad. La cuarta dimensión es la democrática. Médicos sin fronteras es una gran organización internacional, de excepcional prestigio, que desarrolla su labor humanitaria en todos los confines del planeta. En Bulgaria, los médicos tienen también una clara postura cívica. Ya a comienzos del proceso de reformas en el país (1989) los vimos entre los más enérgicos actores del cambio. Todo esto hace que la movilidad de los médicos, sea un elemento clave. Al escrutarlo, podremos entender las características específicas de la migración búlgara”.

Lo mismo que muchos otros búlgaros, los médicos se vuelven, cada vez más móviles. Las elites políticas describen la emigración de las batas blancas como fuga de búlgaros jóvenes cualificados, inversión en la educación y transformación del país en un donante para los sistemas sanitarios de los países desarrollados europeos y más allá de Europa.

En cuanto los propios médicos hablan de su migración, se puede oír algo totalmente diferente. Ellos hablan de reconocimiento, ingresos dignos, mejores oportunidades para la realización profesional. Según la profesora Krasteva, hay dos puntos de vista.

“El uno es el punto de vista del Estado; el otro, el de los ciudadanos responsables que se han responsabilizado de la vida. La incapacidad de las elites búlgaras de descifrar la fuerte migración de los médicos como crítica a su política demuestra cuán cortas de vista son. Este año, en la ceremonia oficial de entrega de las titulaciones de los egresados por la Academia de Medicina de Sofía, el universitario que se graduaba con el más alto promedio de calificaciones manifestó: “El 80% de los médicos jóvenes desean realizarse profesionalmente en el extranjero. Este hecho es la crítica más aguda a las políticas negligentes para con el sistema sanitario practicadas por las elites políticas búlgaras… Es algo que los políticos búlgaros no desean entender”.

Mientras los píticos nacionales se quejan y lamentan, los médicos despliegan variadas formas innovadoras de movilidad, señala la profesora Krasteva.

“He aquí un ejemplo. Un médico, que tiene gabinete propio en uno de los barrios más prestigiosos de París, junto con otro colega, que tiene gabinete en Alemania, ha abierto una clínica privada en Bulgaria. El médico de Francia trabaja una semana en Sofía y tres en París. Su colega de Alemania ha logrado equilibrar mejor su actividad y trabaja dos semanas en Bulgaria y dos en Alemania. En los términos de las teorías de la migración esto se denomina existencia transfronteriza. Hay otros médicos más que transforman el capital de la movilidad en capital financiero. Hay médicos que migran por determinado tiempo y logran buena realización en el extranjero. Por razones diversas retornan a Bulgaria e invierten sus ahorros aquí. Otras formas interesantes de transformación del capital de la movilidad, de lo que el médico acumula durante su estancia en el extranjero y de su desarrollo en la carrera profesional allí, rinden resultados dinámicos impresionantes. Los médicos búlgaros pretenden ser elemento del espacio profesional europeo, pero nunca han querido ni han tenido el proyecto de volverse emigrantes. Su deseo es traer a Bulgaria lo más positivo de su experiencia en el extranjero”.

Anna Krasteva opina categórica, que el primer motivo para la movilidad al exterior de los médicos búlgaros es la falta de reconocimiento en el país. El dinero está en un segundo lugar. Es preciso entender el cambio de la lógica y de la dinámica de la nueva oleada de médicos migrantes. “La movilidad es el mejor remedio contra la emigración. Es una magnífica enseñanza que nos han dado los médicos móviles”, concluye la profesora Krasteva.

Versión en español por Raina Petkova
Fotocolage: Silvia Petrova