Pocos días antes de que el rublo se desplomara en más del 40% respecto al dólar, el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente de la Gazprom, Alexey Miller, anunciaban la cancelación del proyecto South Stream. Como causa fue señalada la paralización del proyecto en Bulgaria. Sin embargo, El litigio de Rusia sobre el proyecto no era con Bulgaria sino con la CE.
A juicio del experto energético, Ilian Vasilev, ex embajador de Bulgaria en Rusia, la causa real para la cancelación del proyecto es que éste no se ajusta a la legislación europea:
“El consorcio bancario que tenía que financiar el 75% del valor del proyecto se negó a asegurar la subvención hasta que no se eliminaran las desproporciones entre la legislación europea y South Stream. Evidentemente, hay muchos factores que han hecho que Rusia y la Gazprom tomen clara conciencia de que el proyecto es imposible”.
El reconocimiento oficial de esta causa por parte de Rusia es casi inconcebible porque perjudicaría la buena reputación de la Gazprom. Por otro lado, es imposible guardar silencio ya que el incumplimiento de los compromisos asumidos ante las empresas subcontratas y el abandono de los planes de trabajo será una indicación para el sector profesional y los medios de comunicación de que el proyecto no se realizará. Por estas causas Rusia optó por otra estrategia. A juicio de Ilian Vasilev:
“La otra variante es buscar una manera de continuar el proyecto South Stream a través de Turquía u otro país para que los participantes tengan la sensación de que han perdido algo. De este modo quienes fueron hace poco socios en South Stream se verán obligados a evaluar eventuales pérdidas y beneficios, y a ejercer presión sobre la CE. No está claro con qué fin ya que el proyecto no puede realizarse en esta variante y los medios de comunicación y la sociedad se ocupan del redireccionamiento del proyecto hacia Turquía, lo cual es solo a nivel de idea de proyecto. Lo indica el Memorando de Entendimiento que ha sido firmado. No ha sido firmado un acuerdo definitivo ni hay parámetros claros. Se trata de una intención de futuras negociaciones”.
Aunque la Gazprom no consintió dar acceso a otros suministradores a las tuberías de South Stream, la renovación del proyecto a través de Turquía fue aceptada con muchas reservas por parte del ministro turco de Energía, Tener Yaldaz, que anunció que no hay acuerdo a este respecto. Ilian Vasilev comenta el sorprendente paso de la parte rusa:
“La idea del jefe de Estado ruso de comprometer a Turquía como socio estratégico en un momento especialmente elegido para confrontarse a Europa Occidental con motivo del South Stream es una empresa bastante arriesgada. Turquía tiene pretensiones de tener peso propio, que derivan de su capacidad de ser mediadora, al menos en materia de seguridad energética, para que a Europa llegue gas que no sea de origen ruso”.
El mensaje que lanzaron en Ankara Vladimir Putin y Alexey Miller no vaticina nada bueno para las posiciones financieras de la compañía. Hasta el momento la Gazprom ha jugado el papel de un socio prioritario heredado y suministrador de gas para gran parte del mercado europeo, al menos para la parte de ese mercado que se abastece a través de Ucrania. Si se retira en un hub poco claro en Turquía, incluso si esta intención no llegase a hacerse realidad y no se transformase en un proyecto, enviaría una señal de inseguridad e intensificaría los esfuerzos de la CE y de todos los países por encontrar una alternativa a la Gazprom y eso en “un régimen casi militar”.
La cancelación del proyecto abre muchas posibilidades ante Bulgaria con las cuales no solo se podrían compensar las eventuales pérdidas de ingresos del tránsito, sino que se podría llevar a cabo una política energética muy equilibrada e Incluso se podrían realizar prospecciones y extracción de petróleo y gas.
“La política energética equilibrada, las interconexiones, los gasoductos y depósitos de gas, la creación de una bolsa de gas y su integración en el resto de las principales bolsas, y todo lo que pudiera llenar de contenido La Estrategia Energética Europea, ofrece una perspectiva clara, amplia y a largo plazo. Orientarnos a ella nos permitiría ahorrar 2.500 millones de euros al año”, comenta Vasilev.
Versión en español por Hristina Taseva
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