La falta de una forma de sustento, un conflicto familiar o fraude con la vivienda  que uno había tenido, son las causas más frecuentes por las cuales algunas personas en Bulgaria se quedan sin hogar. Se las puede ver a menudo cargando con toda su “riqueza” disponible vagar por las calles de Sofía en pos de unos “hallazgos valiosos” en los contenedores de basura. También se las puede ver acurrucadas sobre pilas de cartón en alguna esquina.

Buena parte de esas personas son gente de provincia que llegaron a la gran urbe espoleadas por la esperanza de lograr una vida mejor. ”Desgraciadamente se perfila la tendencia a que cada vez más jóvenes vayan a parar en la calle”, comentó a Radio Bulgaria Mina Vladimirova, directora del Departamento de Actividades Sociales del Ayuntamiento de Sofía.

Nadie tiene garantías contra semejante tragedia y así entre las personas sin hogar también hay no pocas con titulación universitaria. Tal es el caso de un hombre de 74 años con el cual nos cruzamos en una gélida mañana. Estaba acurrucado en el suelo en las inmediaciones de un centro de alojamiento de personas sin hogar.

”No les revelaré mi identidad porque soy una persona conocida. En toda mi vida he trabajado en la esfera de la cultura”, dijo él descorriendo un ápice la cortina de su privacidad.

¿Qué  ocurre con esas personas en estos días gélidos?

Actualmente en el término municipal de Sofía funcionan dos centros de emergencia, con capacidad para dar alojamiento a 170 personas sin hogar. Están siendo subvencionados con recursos del Ayuntamiento y su cometido es dar cobijo a gente sin hogar en las noches más gélidas de invierno. Esas personas, además de alojarse en esos centros,  disfrutan de comida caliente, se les da ropa y, si lo necesitan, pueden consultar a un trabajador social y un psicólogo.

Los hospitales municipales también se hacen eco de la situación y atienden a los sin techo con problemas de salud. “Los centros de emergencia se han abierto fácilmente, el alojamiento en ellos se produce con gran rapidez y no hay trámites complicados. Basta que la persona que se haya quedado en la calle muestre su DNI”, explica la señora Vladimirova.

La estancia en esos centros comienza a las 18.00 horas de la tarde y concluye a las 10.00 horas de la mañana siguiente. ”Vivo en plena calle a una temperatura de 20 grados bajo cero. Soy persona sana y resisto al frío”, confiesa un anciano. Dice que es jubilado, natural de Sofía. Sin embargo, la pensión que cobra es exigua y le cuesta sobrevivir con ella. A la pregunta de si tiene familiares o parientes que le ayuden, contesta: “Cada uno tiene sus problemas. La vida es dura”.

Lleva varios meses  viviendo en la calle y en invierno busca la salvación en el centro de emergencia. Señala, lacónico, las causas que lo llevaron a esta situación.

“Cada uno tiene su culpa por su estado, no puedo culpar a las otras personas. En el centro me ayudan, me ofrecen comida caliente, pasteles, té y, además, paso aquí la noche. Es un centro de mucho humanitarismo. Quienes lo gestionan hacen su trabajo  estupendamente”.

Algunas personas acuden solas en busca de ayuda de esos centros. Para los demás hay equipos móviles que en  los días de invierno más fríos recorren las calles de Sofía. ”Muchas de las personas sin hogar asumen la calle como su hogar y con frecuencia se muestran reacias a ser alojadas en un centro de emergencia”, dice la señora Vladimirova. En tales casos los equipos les ofrecen té caliente, comida y asesoría sobre las diferentes opciones que tienen para ser asistidos. Durante el pasado invierno solicitaron asistencia medio millar de personas sin hogar.

“Buena parte de ellas  fueron alojadas en  otros centros sociales, o sea, en centros de alojamiento provisional, en residencias de ancianos o de personas con discapacidades”, dice Mina Vladimirova. “Este invierno hemos registrado a unas 350 personas sin techo y esperamos que con nuestro apoyo esa gente consiga empleo y retorne a su modo de vida de antes. Hemos abierto, asimismo, un comedor para pobres. Con ayuda de donadores 1350 personas disfrutan de almuerzo caliente cada día hábil de la semana. Aparte de esto, con apoyo de la fundación “Misión sin fronteras” cada día se reparten 200 porciones de almuerzo gratuito entre personas sin hogar en Sofía. El Ayuntamiento de esta capital se vale de  diferentes herramientas para socorrer a las personas menesterosas”.

Versión en español por Mijail Mijailov