El reconocido defensor de derechos humanos búlgaro Yonko Grozev ha sido elegido juez en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos con una impresionante mayoría por los miembros de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Este Tribunal es una institución que administra justicia y que fue creada mediante el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales que está en vigor en Bulgaria desde el 7 de septiembre de 1992.
“El juez nacional desempeña diferentes papeles. Además de ser juez de pleno derecho, una de sus funciones es explicar el derecho nacional a sus colegas. Muchas veces los asuntos que son vistos atañen el derecho nacional. Este tribunal no puede aplicar el derecho nacional pero debe comprender cómo funciona. El otro papel relevante del juez nacional es apoyar las instituciones nacionales en la aplicación del Convenio. La comunicación a base de esta cooperación cuyo objetivo es evitar resoluciones condenatorias en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, a mi juicio, es de importancia clave. Este es el principal mecanismo a través del cual los derechos del ciudadano de a pie resultan eficientemente protegidos”.
A juicio de Yonko Grozev, con frecuencia el Tribunal se concibe como una panacea. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos no puede administrar justicia de principio y no puede aplicar el derecho nacional. Únicamente puede aplicar un reducido número de derechos que están garantizados en el Convenio. Suman mayor número las quejas de la ex Unión Soviética y del Este de Europa. Con frecuencia se espera mucho tiempo para las resoluciones.
”Evidentemente no es posible que un tribunal integrado por 47 jueces administre justicia en una región que se extiende de Vladivostok a Reikiavik. Se trata de 800 millones de personas que están bajo la jurisdicción de este Tribunal”, dice convencido el nuevo juez búlgaro. Hace unos 5 o 6 años hubo un enorme número de quejas de Bulgaria ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos con expectativas que superaban sus facultades, continúa Yonko Grozev.
“Las expectativas son que el Tribunal examine asuntos de fondo que a juicio de los recurrentes no han sido examinados correctamente en los tribunales búlgaros. Este tribunal defiende un reducido número de derechos como un proceso judicial justo o derecho a propiedad. Hubo un gran número de pleitos a raíz de la restitución. Largos años afrontamos problemas en relación con el cumplimiento de resoluciones judiciales. Yo mismo he trabajado sobre un considerable número de litigios relacionados con la libertad de expresión. Creo que la libre expresión jamás perderá su actualidad. Vemos que estos problemas surgen a través de los nuevos medios de comunicación y a través de Internet. Sin duda, Bulgaria tiene problema con la libertad de expresión. No es que las personas sean perseguidas por vía penal o civil por ejercer la libertad de expresión. El problema estriba más bien en la financiación de los medios de comunicación. Prácticamente la amenaza principal ante la libertad de expresión de los medios de comunicación en estos momentos en Bulgaria es originada por la propiedad y el control por parte del dueño sobre la política de la redacción. Este es el punto débil y lamentablemente de momento carecemos de la respuesta correcta de cómo podemos mejorar el entorno”.
El abogado Yonko Grozev se graduó por la Universidad de Sofía, San Clemente de Ojrid, en 1994. Hizo su máster en derecho en la Universidad de Harvard, en EEUU. De 1995 a 2005 fue director de un programa jurídico del Comité Búlgaro de Helsinki. En 2002 recibió el premio internacional por protección de los derechos humanos por su actividad por la Asociación Norteamericana de Juristas. En febrero de 2013 Yonko Grozev se encargó de la defensa de las chicas de Pussy Riot. El grupo punk ruso había depositado una queja oficial contra Rusia en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
“No se trata de un modo de expresión que está en contra de los derechos religiosos de los demás. Se trata de una acción meramente política en el contexto de una acción radical por parte del patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa y que es la postura concreta en unas elecciones y el apoyo a un determinado candidato. No se trata de involucrar la iglesia en algo en que ésta no quería participar ni de un ataque contra prácticas religiosas o ritos de una determinada confesión. Cundo se trata de un ataque contra las manifestaciones religiosas y la confesión de una religión, entonces la práctica del Tribunal Europeo es bastante limitante respecto a la libertad de expresión. La acción de Pussy Riot fue hecha en el contexto de unas elecciones.
Fue en respuesta a una afirmación concreta del patriarca ruso en apoyo a un candidato en las elecciones. El debate fue en el campo político y por esto suscitó tal reacción. El juicio terminó, todas las posturas fueron examinadas y se espera una resolución”, explica el defensor de derechos humanos.
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