Todo indica que en el imperio del escandalosamente famoso empresario búlgaro que escapó de Bulgaria, Tsvetan Vasilev, sucede algo y este imperio se está descomponiendo o está mutando. Hasta el año pasado el oligarca, famoso por sus combinaciones y transacciones políticas y empresariales, dominaba compañías, bancos, fábricas, medios de comunicación, clubes de fútbol, así como a diputados europeos por un valor total de casi 10 % del PIB del país. Tras una serie de escándalos y conflictos con algunas de las más influyentes figuras del escenario político, salió a flote la verdad, estremecedora y costosa para el Estado, sobre el cuarto banco más importante del país que es propiedad del todopoderoso empresario.
El banco se declaró en quiebra y en primer lugar fue cerrado, tras lo cual fue privado de su licencia por las autoridades. El banco tuvo que pagar a los depositantes una deuda por valor de dos mil millones de euros que fue asegurada por el fondo de garantía de los depósitos y el Estado, no sin la ayuda de una nueva deuda pública. Ahora le viene el turno a BTK, la compañía de comunicaciones controlada por el mismo supuesto próspero empresario, conocida bajo la marca comercial de Telecom junto con otras cuatro compañías de importancia clave para la economía búlgara, una de las cuales productora de armas. Esto sucedió después de que el Estado, en su calidad del mayor acreedor del ex banco, adoptara medidas legislativas para recuperar al menos la mitad del dinero que devolvió a los depositantes.
Esta empresa sumamente arriesgada fue llevada a cabo por un grupo de franceses, belgas y rusos, absolutamente anónimos con la pretensión de representar un fondo europeo de inversiones denominado LIC33.
El mismo día en que fue hecha pública la intención de estos inversores europeos de tomar el control sobre la compañía de telecomunicaciones, en Internet se abrió la página web de la misma. En la página no hay ninguna información que despierte el interés de los empresarios referente a su actividad exceptuando sus apetitos hacia Bulgaria y la promesa de pagar las deudas de las cinco compañías de Tsvetan Vasilev por valor de 900 millones de euros, después de lo cual recuperarán y finalmente venderán la compañía en cuestión.
Mientras tanto quedó claro que en todo esto podría existir cierta dosis de verdad, al menos en lo que la propiedad de BTK se refiere después de que fuera anunciado que su ex propietario mayoritario, Tsvetan Vasilev, cerró una transacción con LIC33 en Luxemburgo. No se sabe cuánto le han pagado, se menciona la atractiva suma de 1 euro, lo cual parece verídico teniendo en cuenta que el comprador asume deudas del orden de casi mil millones de euros.
Suscitaron enorme interés mediático los protagonistas en esta nueva borrosa operación comercial y financiera acerca de la BTK y los restos del conglomerado de Tsvetán Vasilev. Periódicos importantes en el país desvelaron una clara huella rusa, fue mencionado incluso el nombre del presidente Vladimir Putin, fue involucrada también la Iglesia Ortodoxa Rusa. Rusia es un poderoso país en lo económico y tiene un amplio abanico de intereses, sobre todo por Bulgaria, país que le es cercano en plan histórico, cultural y religioso. Sin embargo, en las condiciones de la actual confrontación geopolítica entre la civilización occidental y Rusia, incluso Sofía está obligada a tomar en consideración su pertenencia oficial a la UE y a la OTAN.
De todas formas a las autoridades búlgaras, tentadas por la suma de 900 millones de euros, dinero que podría entrar eventualmente en las cajas públicas, les será difícil entregar en manos desconocidas un activo estratégico del rango de la ex compañía de telecomunicaciones con toda su red móvil operante que sigue teniendo un importante papel para la seguridad nacional. Antes de tomar una decisión, el Gobierno decidió averiguar el origen de los medios que los inversores europeos prometen encontrar, nadie sabe dónde ni cómo, para después invertirlos en Bulgaria.
Versión en español por Hristina Taseva
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