En Sofía se desarrolló la tercera conferencia internacional “Los Balcanes en el Siglo XXI, la visión búlgara”. Profesores de la Universidad de Economía Nacional y Mundial y la comunidad académica búlgara, representantes de las embajadas de Rusia, Ucrania y Turquía, diplomáticos de la carrera y miembros de la Asociación Universitaria para el Estudio de las Relaciones Internacionales debatieron temas vinculados con la geopolítica en los países de la cuenca del Mar Negro, la crisis ucraniana y los Balcanes. En entrevista a Radio Bulgaria el director del Instituto de Economía y Relaciones Internacionales, Lubomir Kiuchukov, responde a una de las preguntas comentadas durante la conferencia:

¿Ha abierto el cansancio europeo un vacío para nuevas fallas geopolíticas en los Bacanes? 

“Es uno de los temas actuales en el debate político de Europa, ya que existe la opinión de que Rusia trata de dividir los Balcanes y que la crisis en Ucrania crea nuevas fallas en la región y en Europa. A mi juicio, Rusia no posee el potencial político y económico para dividir los Bacanes. El problema radica en la paulatina retirada de la UE de una postura más activa en la región. Esto es consecuencia del llamado cansancio europeo después de la ampliación comunitaria que terminó con la adhesión de Bulgaria y Rumanía, y la última adhesión de Croacia a la UE. Europa está frente a una encrucijada y esto, en gran medida, ha desviado la atención de la ampliación, más concretamente en los Balcanes Occidentales. El resultado, a mi juicio, es la ausencia de la UE en la región, lo cual implica menor grado de seguridad. La decisión de la CE formulada por su presidente, Jean Claude Juncker, según la cual hasta el año 2020 no habrá una nueva ampliación de la UE no es sorprendente pero corroboró el proceso en lo que se refiere a la intensidad, el estímulo para hacer reformas y los compromisos asumidos por la UE. Diría que los riesgos ante la región son dos. Por una parte son las líneas divisorias internacionales que existen, es decir, el renacer de los antiguos nacionalismos y el desarrollo de nuevos, y por otro, los nacionalismos internos, en los propios países, no en las fronteras, o sea, las nuevas líneas divisorias que se crean. Este vacío no será llenado por Rusia, sino por el islam radical que divide las sociedades y abre unas fallas mucho más profundas en el corazón de los Balcanes que la actual contraposición entre Europa y Rusia. Esta línea divisoria sin duda se abrirá hacia el centro y el oeste de Europa. Así las cosas diría que la lucha contra el islam radical puede ser exitosa solamente en una unión con el islam a nivel nacional e internacional, aislando al islam radical. La alternativa de este enfoque es una confrontación global a base religiosa”.

¿Cuál es la visión búlgara hacia la situación a juicio de Lubomir Kiutchukov?

“La visión búlgara en muchos casos no tiene un enfoque muy bueno y, por otro lado, es demasiado enfocada para seguir las decisiones comunes y poco consecuentes para participar en la toma de decisiones. Es verdad que en el marco de la UE y la OTAN se debaten posturas, se presentan enfoques únicos y se toman decisiones comunes. Todos los países miembros deben atenerse a ellos y esto es normal. Desde luego, cada país debe participar en la toma de estas decisiones. Me temo que en estos momentos en Europa hay dos tendencias principales en lo que a este enfoque se refiere. Denominaría el primero “antiruso” y el otro “proeuropeo”, lo cual no significa “proruso”. Desde este punto de vista creo que para Bulgaria es importante ser parte de esta tendencia que busca las dimensiones Europas, la seguridad europea con Rusia y no contra ese país. Es una postura que defienden y en gran medida logran promover, al menos en los últimos momentos, países líderes como Alemania y Francia”.

Versión en español por Hristina Taseva