El año pasado George Friedman, fundador y director ejecutivo de la compañía de seguridad estadounidense Stratfor Global Intelligence, señalaba en un análisis que el Mar Negro es un importante centro geopolítico. “En el momento actual, los dos escenarios activos de operaciones militares de mucha relevancia en potencia son Ucrania y Siria-Irak. En muchos sentidos no existe relación entre ellos. Sin embargo, el pensamiento estratégico de los EEUU debería abandonar el entendimiento de esos dos escenarios como dos elementos independientes y enfocarlos como aspectos de un mismo escenario. En el mapa se puede ver que, geográficamente, el Mar Negro es la base que une estas regiones. Este mar es la frontera sur de Ucrania, de Rusia occidental y del Cáucaso. Si se asegurara lo que yo llamaría la Amplia Cuenca del Mar Negro, ello establecería un marco, opina Friedman.
“Esta idea no es fortuita y creo que tenemos suficientes razones para reconsiderar el papel que jugará la región del mar Negro en el desarrollo de los procesos en el mundo contemporáneo”, señaló en la conferencia anual, “Los Balcanes en el siglo 21”,el catedrático Dinko Dinkov, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Economía Nacional y Mundial, de Sofía.
“El Mar Negro cabe, sin duda, en el centro de una región emergente que engloba muchos problemas internacionales”, prosigue Dinko Dinkov. “Creo que para entender lo nuevo que aparece en esta región hay que tener en cuenta el hecho de que en 2007, con la adhesión de Bulgaria y Rumanía a la Unión Europea, ésta obtuvo salida al Mar Negro. Posiblemente no hayamos entendido bien el sentido del documento titulado “La Sinergia del Mar Negro”, que la CE publicó pocos meses después de la entrada de Bulgaria en la UE. En este documento, la UE expresa de manera clara que quien estuviera interesado en participar en la interacción de la región del Mar Negro, de ninguna manera podría permitirse el lujo de ignorar los intereses de la Unión. Creo que Bulgaria debía tomar conciencia de ello en su momento. En las reflexiones de algunos analistas estadounidenses, incluso las de Stratfor, percibo que el Mar Negro es visto como un punto de intersección de muchos intereses, que aúna los planes de EE UU de cara al Oriente Medio, el Cáucaso, Ucrania, la región del Mar Negro y los Balcanes. Creo que para comprender los procesos y las perspectivas de esta región debemos prestar atención al hecho de que hay dos países en ella, de creciente autoestima creciente y con ambiciones de jugar un papel cada vez más importante en las relaciones internacionales. Estos dos países son Rusia y Turquía. Sin ninguna duda, Moscú está dando muestras de tales ambiciones y el hecho de que la Península de Crimea pasara a ser parte de Rusia, nos obliga, a mi modo de ver, a valorar este comportamiento. Turquía, que es hoy la 15ª o la 16ª economía del mundo, tiene la ambición de llegar a ser una de las diez economías más poderosas del mundo cuando celebre el centenario de la fundación de su República. Esta ambición es expresión de la voluntad de Turquía de jugar un papel cada vez más tangible en la región del Mar Negro y en las zonas colindantes”.
Según el catedrático Dinkov, se podrían conseguir garantías de seguridad si se consigue una estrecha interacción entre todos los factores que tienen intereses en la región. Los riesgos podrían surgir si se intentara ignorar los intereses de alguno de los factores del sistema internacional actual: los influyentes países del Mar Negro, EEUU o la UE.
“Hay algo muy importante que debe ser objeto de un análisis más profundo”, dice Dinko Dinkov. “Son las regulaciones internacionales del régimen de la navegación en el Mar Negro. Hay que tener en cuenta La Convención de Montreux que en 1936 estableció las normas de navegación e impuso algunas restricciones, sobre todo a las Fuerzas Navales de los países de la región. Sigo de cerca lo que ocurre y veo graves intentos de obviar las restricciones que dimanan de la Convención de Montreux. Del cumplimiento del derecho internacional se desprenden algunas perspectivas nuevas para países como Bulgaria y Rumanía. Creo que desde el punto de vista de la política exterior común de la UE, la participación de Bulgaria en la OTAN debe posicionarse en una nueva estrategia de las alianzas a que pertenecemos”.
Versión en español por Vesela Petrova
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