En 1878 en Londres fue asesinado el escritor y disidente búlgaro, Georgi Markov. 36 años después de su muerte, tres presidentes búlgaros inauguraron en Sofía un monumento al escritor.

¿Quién es Georgi Markov? Cómo de un respetado dramaturgo, escritor y guionista pasó a ser un periodista “incómodo”, emigrante en Gran Bretaña, crítico del régimen comunista en Bulgaria y del poder de Todor Zhivkov hasta tal punto que tuvieron que matarle.

Georgi Markov es uno de los creadores de la popular serie de televisión “A cada kilómetro”, que presenta la resistencia contra el fascismo bajo una luz heroica y romántica. Esa misma persona conocida por los poderosos del día, renunció a todos los beneficios negándose a vivir en el mundo paralelo de la realizada utopía socialista.

Abandonó Bulgaria en 1969 y se convirtió en el crítico más acerbo del régimen comunista hasta su muerte. Se fue a Italia y dos años más tarde se asentó en Londres donde empezó a trabajar en la sección búlgara de la BBC. Sin embargo, el sueño de Georgi Markov era afirmarse como escritor y dramaturgo cuyas obras se pusieran en escena. Este sueño se cumplió en 1974 cuando su obra “Arcángel Miguel” ganó un premio en el festival de teatro de Edimburgo.

Georgi Markov empezó a escribir una novela sobre su experiencia en el extranjero pero pronto orientó su relato hacia la vida en Bulgaria con la cual había roto físicamente pero continuaba vinculado emocionalmente a ella. Así nacieron los famosos "Informes en ausencia" de Georgi Markov, emitidos por radio Europa Libre, una auténtica enciclopedia de una época entera, de la psicología del pueblo búlgaro, un análisis político e histórico.

Tsveta Trifonova, investigadora de la obra y de la vida del autor dice: “Georgi Markov es parte de la élite intelectual de Europa porque se abstrajo de toda ideología y sistema como un verdadero humanista europeo de mentalidad intransigente, con sentido de responsabilidad ante los valores morales de la democracia, el futuro y la Humanidad.

Como motivo para escribir sus informes Georgi Markov decía: “Fue un deseo que me ordenó que no cediera mi Bulgaria a aquellas personas casuales que por casualidad nacieron en ella, quienes por casualidad viven en ella y por casualidad se irán porque ni la conocen, ni la aman, ni les importa, porque son ciegos, son criados sencillos de un país ajeno, de una voluntad ajena. Este deseo me obligó a que contara lo que sé, tal y como fue”.

El Fondo de Oro de Radio Nacional de Bulgaria guarda un archivo de uno de los informes de Georgi Markov, dedicado a uno de sus hermanos escritores, el talentoso Radoy Ralin, muy diferente de las personas mimadas y generosamente obsequiadas con dinero y casas por el poder socialista.

“Un colega mío, un escritor, se fue a la Dirección de Conciertos para organizar, con cierto motivo, una lectura. La lectura por supuesto iba a ser gratuita. Los empleados de la Dirección de Conciertos, que fueron unos verdaderos mercaderes, le dijeron a mi colega que a pesar de que la entrada iba a ser gratis el público difícilmente acudiría a aquella lectura. Le aconsejaran que incluyera al grupo de los escritores, que iban a participar en la lectura, a Radoy Ralin. En este caso les aconsejó organizar la iniciativa en la espaciosa sala “Bulgaria”. Esta conversación que se produjo a mediados de los años 60 muestra elocuentemente la fama que tenía Radoy Ralin en Bulgaria. Posteriormente, su fama no disminuyó sino que incluso alcanzó dimensiones increíbles.

El fenómeno Radoy Ralin es único en la vida de la Bulgaria centenaria, un fenómeno profundamente enraizado en la realidad socialista. Siempre he pensado que las sátiras de Radoy son la prueba más notoria de la enorme corrupción material y moral que existe en el país, de la desaprensión legalizada, del vulgar comportamiento advenedizo y de todas las virtudes comunistas cultivadas con esmero, como el miedo, el servilismo, la crueldad hacia los más débiles y la obediencia ciega a toda orden de arriba. Todo aquello fue el suelo en que germinó la popularidad de Radoy, en una sociedad en la cual no existía la conciencia social. Radoy apareció como un representante solitario pero fuerte de  esta conciencia”.

Para mucha gente taponada bajo la tapa social del Estado totalitario, Georgi Markov abrió una ventana a la verdad a través de sus “Informes en ausencia”. Y es algo que las autoridades y los servicios secretos de aquella Bulgaria comunista no le permitieron. El 7 de septiembre de 1978, el día del cumpleaños del dictador búlgaro, Todor Zhivkov,  el escritor fue asaltado cerca del puente de Waterloo, cuando un micro-ingeniería pellet que contenía ricina le fue disparado en la pierna a través de un paraguas. Cuatro días después, el 11 de septiembre, Georgi Markov moría en el hospital. Su asesinato quedó sin resolver.

Versión en español por Vesela Petrova