Los ahorros hechos por los ciudadanos en los bancos de Bulgaria han rebasado la cuantía de 20 mil millones de euros. Al mismo tiempo, por ley se encuentran garantizados al 100 % únicamente los depósitos hasta 100 mil euros. Lo que ocurre en la práctica en medio de esta situación trascendió con claridad meridiana durante la crisis en 2014 con el cuarto banco más importante en Bulgaria. Por desacertada gestión por parte de su propietario mayoritario y a causa de créditos no avalados, el banco resultó insolvente, el Banco Nacional ordenó su clausura y, a la postre, le retiró su licencia bancaria. Entonces todos los depositantes en el banco quisieron valerse del derecho que la ley les otorgaba y recuperar sus depósitos del Fondo de Garantía de Depósitos. Resultó, sin embargo, que éste no contaba con los más de 1500 millones de euros indispensables y así el Estado se vio forzado a solicitar un crédito exterior para transferir dinero a las cuentas del Fondo que, por su parte, iba a pagar a los depositantes. De esta forma, por un lado, se endeudó el Estado y, por el otro, el Fondo contrajo una deuda. Al término de toda esa operación salió en números rojos, adeudando mil millones de euros y teniendo vacías sus cajas de caudales.
Al mismo tiempo, nadie es capaz de ofrecer garantías al cien por cien que ningún otro banco se verá en el duro trance del quebrado Banco Comercial Corporativo y que no habrá necesidad de que el Fondo pague los montos de los depósitos garantizado por ley. Ahora acaba de trascender que los bancos en Bulgaria han transferido a las cuentas del Fondo sus primeras aportaciones anuales obligatorias y que así han ofrecido a éste un balón de oxígeno. Las sumas transferidas, sin embargo, son insignificantes. Su cuantía es de 130 millones de euros que parecen insignificantes frente al monto global de los depósitos que ascienden a 20 mil millones de euros.
Esta situación bastante azarosa debería hacer que el Fondo redoblara sus esfuerzos que es, al mismo tiempo, deudor y dueño, en teoría, de gran número de activos del malogrado Banco Comercial Corporativo. Ya se encuentran en éste síndicos del Fondo cuyo cometido básico es vender al precio más ventajoso posible los activos que quedan de la quebraba entidad bancaria, reunir de este modo dinero para que el Fondo salde su deuda con el Estado y que parte del dinero llegue a parar también a las cajas del Fondo. Se trata de una misión de alto grado de dificultad y de un término tan borroso como prolongado en el tiempo.
A juicio de algunos expertos, la operación relacionada con la liquidación de los bienes del quebrado banco puede llevar una decena de años y nadie es capaz de decir cuánto dinero precisamente se reunirá al final de la misma. La dificultad aumenta si se toman en cuenta las transacciones sumamente enmarañadas y, en muchos casos, sospechosas, en las cuales se había involucrado el banco del banquero y empresario Tsvetan Vasilev, prófugo de Bulgaria.
La operación encierra, asimismo, un elevado grado de riesgo. Se conoció hace una semana que el imperio del citado oligarca-que es como muchos han empezado a llamar a Vasilev- y el cual es, de hecho, uno de los deudores más importantes del banco, se había comenzado a vender a nuevos propietarios extranjeros. Éstos prometen devolver deudas por valor de 900 millones de euros, contraídas una buena parte de ellas con el Banco Comercial Corporativo, pero existen dudas con respecto a cuán solventes pueden ser estos nuevos dueños. Es que nadie se fía de estos “inversores de la UE”, que es como ellos se autodefinen, y así la Agencia Tributaria Nacional ha embargado activos y acciones de todo el abanico de compañías que Tsvetan Vasilev asegura haber vendido. El objetivo de las autoridades está claro: no permitir que se zafen estos deudores del banco sin pagar sus deudas. La opinión pública nacional ha acogido, en forma muy positiva, estas medidas del Estado y esto es comprensible, ya que casi todos los búlgaros cuentan con depósitos bancarios y cada depositante quiere tener la seguridad de que recuperará su dinero, de surgir dificultades en el respectivo banco.
Versión en español por Mijail Mijailov
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