Durante los últimos años, los videoblogs se han convertido en un verdadero éxito entre los adolescentes búlgaros. Crece cada vez más el número de aquellos que hacen vídeos y los suben en la red, y sus seguidores. En ello no hay nada sorprendente, teniendo en cuenta que la generación más joven está muy familiarizada con las nuevas tecnologías y que navegar por la red es una de sus actividades favoritas. Por esto, en vez de verter sus pensamientos en un blog como los mayores, simplemente, agarran la cámara y graban su video mensaje. Los temas son variados y generalmente están inspirados en sus experiencias personales como, por ejemplo, cómo ligarse a una chica o chico, qué hacer cuando estás solo en casa, diversos consejos de belleza...Los adolescentes búlgaros ven en los videoblogs una oportunidad de hacerse populares entre sus coetáneos, o una moda que siguen. Para otros, es una manera de dar a conocer lo que les emociona.

“Tenía algunas ideas y mensajes que quería contar”, así explica Cristián Zajáriev sus motivos de ser vlogger. Tiene diecisiete años y estudia diseño gráfico en la Escuela Media de Bellas Artes de Sofía. Hace videoclips desde hace un año y medio, y ya tiene unos 30. En Youtube tiene 11,000 seguidores, aproximadamente, en su mayoría jóvenes de entre 16 y 24 años de edad. Dice que no ve a los demás vloggers búlgaros como competencia. Es amigo con el más popular de ellos, Emil Conrad; los dos realizaron en conjunto un video titulado “Sobrevivir al margen”.

“En todo lo que hago trato de formular un mensaje”, dice Cristián. Esto es especialmente válido para sus dos cortos documentales. En el último de ellos, titulado “Llévame a la escuela”, el joven habla de una iniciativa cuyo objetivo es prevenir el abandono escolar prematuro entre los niños de la etnia gitana. Sobre su decisión de abordar este tema, Cristián señala: “Siempre me inspiro y me alegro cuando me entero de algo importante que sucede y que podría cambiar de alguna manera las cosas en Bulgaria o, al menos, el modo de pensar de los búlgaros. Quería mostrar a mi público que en Bulgaria hay también cosas buenas y, además, que no hay que poner a todos los cíngaros bajo un denominador común. También los hay que trabajan duro para ganarse la vida y que intentan hacer cambiar a la gente a su alrededor. Mi deseo fue mostrar que también en el barrio gitano hay buena gente que se preocupa y ayuda a los demás”.

El crítico y consejero principal de Cristián es su madre. “Siempre le pido su opinión”. Por lo demás, admite que la gente se interesa más en los temas divertidos, aunque dice que hasta el momento ha recibido sólo un comentario negativo.

“El resto de los comentarios eran positivos, tanto para mí como artista que ha hecho algo bueno, como para la gente que ha trabajado en el proyecto. Pero los que me impresionaron más eran los que decían: “Este corto me hizo cambiar de opinión. Resulta que hay también gente buena”. Había incluso una niña del 4º grado de primaria que contaba que junto con su madre se llevan a casa a un compañero suyo de clase de origen gitano para ayudarle que haga sus deberes. Fue realmente muy agradable ver que existen otras pequeñas iniciativas similares”.

Cristián se inspira en la vida y en su fe cristiana, y quiere también inspirar a otros jóvenes para que no vivan en la mediocridad, sino que exijan más de la vida.