Los búlgaros no ven una alternativa a la democracia, igual que no ven una alternativa al desarrollo europeo del país. No están contentos del funcionamiento de las instituciones democráticas, ni de la manera en que se aplican las leyes. Grandes grupos de la población no se sienten representados en los órganos del poder local y central. Esto señalan los datos de un estudio nacional representativo de la opinión pública realizado por el Instituto Sociedad Abierta en el periodo de marzo a abril de 2015.

“La mayoría de los encuestados, un 52 %, opina que la democracia es la mejor forma de gobierno. Opina lo contrario el 20 % de ellos”, dijo el director ejecutivo del Instituto Sociedad Abierta, Georgi Stoichev. “Las personas que tienen actitud positiva hacia la democracia son la mayoría entre los simpatizantes de todos los partidos políticos, exceptuando al Partido Socialista Búlgaro. A juicio de la mayoría de los ciudadanos búlgaros, los países que son gobernados mejor y que son un ejemplo a seguir para Bulgaria son Alemania, 40 %, seguida por dos democracias liberales europeas: Suiza y Gran Bretaña que son preferidas por el 14 % de los encuestados. Apenas el 6 % de los encuestados señalan a Rusia como ejemplo a seguir y el 2 % a China”.

Uno de los logros del gobierno democrático en Bulgaria es que la mayoría predominante se siente segura de que puede aprovechar libremente sus derechos civiles básicos.

“Hay excepciones, algunos grupos de la sociedad tienen la sensación de que pueden aprovechar estos derechos en grado menor”, continúa Georgi Stoichev. “Son dos veces más las personas que trabajan en el sector público que temen que si expresan una actitud crítica hacia el Gobierno habrá consecuencias negativas para ellos en comparación con los emepleados en el sector privado. Entre determinados grupos de la sociedad hay un mayor grado de recelo de que sus conversaciones pueden ser intervenidas y que pueden ser perseguidos por el Estado de modo no reglamentado. El miedo de intervención es mayor en Sofía, donde un 42 % de los encuestados opina que su teléfono puede ser intervenido por la policía, mientras que el promedio en el país es de 28 %”.

Los ánimos discriminatorios ampliamente difundidos son un factor adicional para la exclusión de la vida política de grandes grupos sociales. En otras condiciones iguales el 70 % de los encuestados no votarían a favor de un candidato a alcalde de origen gitano, el 66 % no elegirían a un candidato a alcalde de sexualidad alternativa, el 62 % no votaría a un candidato a alcalde que es ciudadano búlgaro de origen turco. El 80 % de los encuestados manifiestan que votaría a una mujer candidata a alcaldesa pero este apoyo es 12 % inferior entre las personas que se autodefinen como turcos y un 30 % inferior entre los que se autodefinen como gitanos.

“En el marco del estudio comprobamos dos enormes déficits del funcionamiento de la democracia”, continúa Georgi Stoev. “Se observa un alto grado de pasividad entre los ciudadanos búlgaros. El 80 % de los encuestados manifiesta que no participa en ninguna forma de vida social organizada. La gran parte de los encuestados han abandonado las tareas sociales en manos del 20 % de éstos y la mitad de ellos está ocupada esporádicamente con una forma de actividad social. Las personas que participan activamente en la vida social como miembros de partidos, sindicatos u ONGs, suman un 10 %, lo cual dista mucho de los niveles en las democracias europeas. La mitad de los encuestados señala que no confía en ningún diputado de su partida electoral, lo mismo se refiere a la representación en los consejos municipales”.

“Una de las principales conclusiones del estudio es que la democracia búlgara tiene problemas no solo con la supremacía de la ley”, manifiesta Georgi Stoev. “El 77 % no está de acuerdo con la afirmación de que las leyes en Bulgaria se aplican de modo igual para todos, para el 69 %, las leyes no son claras y comprensibles, el 58 % opina que las leyes no son justas. Si la gente no cree en la justicia de las leyes y no las entiende entonces es más difícil crear una cultura y práctica de la supremacía de la ley”.

Versión en español por Hristina Taseva