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El 24 de mayo, triunfo de la espiritualidad

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El 24 de mayo, Día de la Escritura Eslava y de la Cultura y Enseñanza nacional, es una de las fiestas más entrañables para todo búlgaro. En esta fecha glorificamos la obra de los santos hermanos Cirilo y Metodio, creadores de la escritura eslava. En 1980 ellos dos fueron proclamados copatronos espirituales de Europa por el papa Juan Pablo II. Además de fiesta de las letras eslavas, el 24 de mayo es el Día de la Cultura y Enseñanza búlgaras.

La historia del nuevo alfabeto comenzó en el siglo IX, época en que Roma y Constantinopla se disputaban el derecho de cristianizar a las múltiples comunidades eslavas en el Viejo Continente. “En aquel momento Bulgaria estaba en proceso de eslavización. Al oeste y al noroeste de su territorio estaban los principados de Serbia y Gran Moravia. Fue creada también la Rus de Kiev, surgió la Gran Moravia, el mayor Estado eslavo de Europa Central. Había gérmenes de principados en Polonia”, señala el historiador Jristo Matánov.

¿Por qué fueron elegidos precisamente los hermanos Cirilo y Metodio para crear un alfabeto para los eslavos?

“Cirilo era un filólogo brillante, graduado por el Escuela de Magnaúra, la escuela superior imperial de Constantinopla. Había cumplido misiones diplomáticas desde joven, dominaba la lengua eslava a la perfección porque era oriundo de Salónica, que a la sazón era una ciudad de multitudinaria población eslava. Metodio ostentaba las mismas cualidades, pero era más bien un administrador que no una figura cultural. Se había dedicado a la cristianización de la población eslava de la región geográfica de Macedonia. En resumen, los dos hermanos estaban perfectamente preparados para la misión que les fue encomendada en el corazón mismo del Impero Bizantino, consistente en atraer a los eslavos mediante el oficio religioso realizado en lengua eslava e incorporarlos a la esfera de influencia política y cultural de Bizancio. Los santos hermanos Cirilo y Metodio fueron brillantes misioneros eslavo-bizantinos que realizaron su misión impulsados por los círculos políticos de Constantinopla. No obstante, su obra cobró una importancia de tal magnitud para todos los eslavos que con el correr de los siglos el móvil político fue olvidado en buena medida y descolló el aspecto cultural y religioso de su labor”.

¿Cuál fue la importancia de san Cirilo y san Metodio para la traducción de los escritos sagrados y para la creación de una lengua eslava en que se oficiase la misa?

“Su papel fue realmente enorme –s eñala el historiador Jristo Matánov –. Cabe destacar en primer lugar la lengua para el oficio religioso que, en el fondo, fue la principal misión que se les encomendó en Gran Moravia. Quienes la idearon y realizaron partían del presupuesto de que los eslavos podían ser cristianizados y atraídos con facilidad al cristianismo de tipo bizantino si ello se hiciera en una lengua litúrgica comprensible y hablada por aquella población. Esto le daría la sensación de que los cristianizadores no eran unas personas ajenas que hablaban una lengua incomprensible y pretendían hacerles creer en un Dios cuyo lenguaje los eslavos no comprendían. A tal efecto fue creado un nuevo alfabeto, el cirílico. Pero lo más importante es que con ayuda de la escritura eslava fue impulsada la labor de traducción y ya al principio del proceso de cristianización fueron vertidos al eslavo algunos textos litúrgicos fundamentales que permitían oficiar la misa en eslavo”.

Según el historiador Jristo Matánov, la mayor dificultad en la labor de los Santos Hermanos fueron precisamente las traducciones que realizaron y en las que forjaron el eslavo litúrgico que, posteriormente devendría lengua búlgaro-eslava literaria. En sus palabras, fue una obra grandiosa porque traducir complicados textos litúrgicos a una lengua carente de los conceptos básicos en esta materia es tarea excepcionalmente difícil.

Hay más: en Metodio recayó la responsabilidad de formar a discípulos que asumieran la práctica del oficio religioso  en lengua eslava y continuaran la gran tarea de la escritura: primero en Gran Moravia y, posteriormente, en otros países eslavos, Bulgaria incluida.

En el año 886 el príncipe Boris I de Bulgaria acogió en su reino a Clemente, Naúm, Gorazd, Sava y Angelario, discípulos de los Santos Hermanos. Fueron creadas dos escuelas literarias: la de Pliska y Preslav, y la de Ojrid, que desarrollaron una intensa labor educadora que con los años convertiría a Bulgaria en cuna de la escritura y la cultura eslavas.

“La tarea de aquellos centros consistió en preparar el máximo número posible de discípulos ya que pronto Bulgaria adoptaría oficialmente la lengua eslava y necesitaría un buen número de clérigos que oficiaran la misma en esta lengua – indica el historiador Jristo Matánov –. En segundo lugar, en la Escuela Literaria de Ojrid fue creado un alfabeto simplificado, el cirílico, que se asocia a la obra del director de la escuela, san Clemente de Ojrid, quien se inspiró en la causa de los dos santos hermanos y apreció muy acertadamente que era menester adoptar un alfabeto perfeccionado que confiriera celeridad a la escritura para que los libros se pudieran crear con mayor rapidez. El glagolítico, creado por san Cirilo y san Metodio, era un alfabeto fantástico, pero era difícil escribir con él y dominarlo. Así es como surgió el cirílico, que podríamos llamar el prototipo del alfabeto que utilizamos hasta hoy”.

En cuanto a la escuela de Pliska y Preslav, hay que decir que quedó un poco en la sombra de la Escuela Literaria de Ojrid pero que tiene el mérito de haber creado un selecto círculo literario que, algo más tarde, durante el reinado del zar Simeón, considerado el Siglo de Oro de la cultura búlgara, comenzó a crear literatura elitaria que difundiría la fama de Bulgaria en los círculos cultos del mundo eslavo de la época.

Versión en español por Daniela Radíchkova



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