¿Se imaginan Uds. a una abuela navegando por el espacio virtual o un abuelo chateando con su nieto por Skype? ¿Por qué no? Un experimento de dos años realizado por investigadores británicos constata que la comunicación entre la gente mayor en las redes sociales influye positivamente sobre su salud mental.
En Bulgaria tampoco faltan entusiastas entrados en años dispuestos a conocer el mundo virtual y las nuevas tecnologías. Su motivo principal, por supuesto, es aprender a comunicarse con mayor eficiencia con sus familiares que viven en el extranjero. La iniciativa “Dona una hora” de la Asociación Znanie (conocimiento), organización no gubernamental que se dedica a enseñar, formal e informalmente, a mayores, les brinda esa oportunidad.
“La idea surgió porque nos dimos cuenta de que a la gente que no ha crecido con los ordenadores y los teléfonos móviles le cuesta mucho acercarse a las nuevas tecnologías, supimos sus temores y sus barreras – dice Mariana Manukián, presidenta de la Asociación –. Decidimos que debíamos echarle una mano y resultó que habíamos identificado el problema y que la gente de esa edad necesita apoyo. Hemos dedicado la iniciativa al 25 aniversario de la Asociación “Znanie” y hemos anunciado que buscamos voluntarios que impartan clases a mayores. La formación es completamente gratis y los voluntarios donan una hora de su tiempo libre para trabajar con los alumnos”.
La iniciativa está orientada a personas de más de 65 años de edad que ya están fuera del mercado laboral y que apenas disponen de oportunidades para recibir formación. Desde noviembre de 2014, cuando se puso en marcha el proyecto “Dona una hora”, hasta la fecha, a las clases se han incorporado más de 250 personas, entre las que hay un anciano de 87 años de edad. Los voluntarios, la mayoría de ellos jóvenes universitarios y escolares, son una cuarentena. El curso dura seis semanas y los grupos son pequeños, de unas 4 o 5 personas, para que los formadores puedan prestar atención individual a cada uno. “Me agrada trabajar con los abuelitos. Los llamo así porque tienen la edad de los míos. Siempre están muy agradecidos y esto me llena el corazón. Por eso es imposible quedarme indiferente”, así explica Petia Bráshnikova sus motivos para unirse a la iniciativa “Dona una hora”.
En cuanto a su trabajo con las personas mayores dice: “Su nivel es muy diferente. Algunos no tienen ni idea cómo manejar un ordenador y empezamos por enseñarles a manejar el ratón. Muchos lo toman al revés o no lo ven en la pantalla. Se producen situaciones muy divertidas. A veces incluso les entra el pánico, los nuevos aparatos les dan miedo. Pero al final, cuando están más relajados, uno puede ver el resultado de sus esfuerzos. Otros son más avanzados y a ellos les enseño Skype o Facebook. Algunos me dicen: “Oye, niña, quiero ver si Grigor Dimitrov sigue con María Sharápova o no”. Les muestro diferentes páginas web, les enseño a buscar información sobre los famosos y curiosidades, que es lo que les interesa, y nosotros procuramos responder a sus deseos. Les resulta muy útil aprender a usar el tablón virtual del horario del transporte urbano de Sofía. Están contentos que pueden averiguar cuándo llegará el medio de transporte que necesitan para no tener que esperar cuando hace calor o frío”.
Resulta que muchos de los alumnos mayores son igual de aficionados a las redes sociales que sus nietos. “Quieren aprender a colgar fotos, compartir música o enviar peticiones de amistad a través de Facebook”, dice Petia. La mayoría de ellos no dejan de expresar su gratitud en la pared de la Asociación “Znanie” en Facebook por la oportunidad de descubrir un mundo nuevo para ellos. “Queridos profesores, muchas gracias por la labor que hacen por nosotras, sus abuelas. Cada vez que me conecte con mis hijos en el extranjero, pensaré en ustedes con gran afecto y les bendeciré. Sean siempre tan abnegados y sepan que recibirán lo mismo”, ha escrito Krasimira Tsónkova.
Versión en español por Svetoslava Slávcheva
Fotos: Cortesía de la Asociación Znanie"
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