Por primera vez desde que llegó al poder en Turquía en 2002, el partido islamista conservador del presidente Recep Tayip Erdogan perdió su plena mayoría parlamentaria. El Partido de la Justicia y el Desarrollo obtuvo apenas el 40,8 %. Los resultados de las elecciones son un fracaso muy desagradable para Erdogan. Él apostó todo en un naipe para lograr su objetivo: convertir a Turquía en una república presidencial. 

“Estas elecciones eran un voto-referéndum a favor o en contra del modelo Erdogan que concentraba poder - dijo Liubomir Kuichukov, director del Instituto de Economía y Relaciones Internacionales -. No obstante los indiscutibles éxitos económicos y sociales en los primeros 10 años del gobierno, el modelo Erdogan poco a poco comenzó a agotarse y la influencia del presidente erosionó”.

Los resultados de las elecciones parlamentarias trajeron una sorpresa. La cuarta fuerza política logró superar el alto umbral del 10% para acceder al Parlamento. Se trata del Partido Democrático de los Pueblos creado en 2012 que engloba tanto a los socialdemócratas como a varias organizaciones pro curdas. ¿Qué podemos esperar: nuevas elecciones, un gobierno de coalición o un gobierno de la minoría?

“Hacia el momento están abiertas todas las posibilidades - continúa Liubomir Kiuchukov -. Contrariamente a la lucha antes de las elecciones cuando todas las formaciones políticas apostaron al mensaje anti Erdogan, ahora la coalición de todos los partidos contra el partido de la Justicia y el Desarrollo parece poco probable. La causa es que dos de los partidos son difíciles de compaginar: el Partido Nacionalista, de derechas y el Partido Pro Curdo, de izquierdas. A pesar de que los tres partidos de la oposición descartan la posibilidad de que alguno de ellos haga coalición con el partido de la Justicia y el Desarrollo esta variante no debe excluirse. De momento, a juicio de muchos analistas, la variante de un gobierno de la minoría es más probable”.

Conservar la estabilidad política en Turquía es de importancia clave tanto en plan internacional como en lo que a las relaciones bilaterales con Bulgaria se refiere. No hay que olvidar que en los últimos años nuestra vecina sur conquistó posiciones de líder regional y se convirtió además en un factor global de básicos asuntos internacionales. Bulgaria está interesada en que Turquía forme con rapidez un gobierno nuevo que lleve una política exterior clara y consecuente.

“Hay muchos ámbitos de las relaciones con Turquía que son del interés de Bulgaria - opina Liubomir Kiuchukov -. Después de 2010 hubo un periodo de algunos años en que nuestras relaciones bilaterales seguían el dinamismo y la problemática de los intereses turcos, incuso a través del prisma de la clausura de la dirección balcánica en el Ministerio de Exteriores. Bulgaria se retiró de los Balcanes en lo que se refiere a su postura en la política exterior. En los últimos uno a dos años hay cierto cambio pero a estas alturas se expresa en la disminución de la intensidad de los contactos que en la actualización de la agenda. Hubo algunos años en que interrumpió su labor el principal instrumento de las negociaciones diplomáticas bilaterales, la Comisión de Asuntos Pendientes creada en 2008. Ahora su trabajo fue renovado y trabaja más intensamente. 

Son un objeto de debate son los problemas de los refugiados de Tracia, los bienes inmuebles del exarcado búlgaro, los derechos sociales, asuntos vinculados con la energía, con el estatuto del río Rezovska, con emisiones radiales. Se trata de un amplio círculo de asuntos que deben encontrar su solución. Los temas actuales de nuestras relaciones bilaterales son la energía, la seguridad, la cooperación en la cuenca del mar Negro y no en último lugar, los refugiados. Cada uno de estos asuntos es importante e implica una cooperación muy activa entre los dos países”, concluye Liubomir Kiuchukov.