Cada vez una parte mayor de los emigrantes que solicitan asilo se convierten en víctimas del tráfico de personas. La situación de vulnerabilidad en que se encuentran los hace presa fácil para los “coyotes” (traficantes de personas) que les prometen trasladarlos a la “tierra prometida”, Europa, a cambio de sumas exorbitantes.

A menudo, los migrantes del Oriente Medio hacen su primer paso en territorio europeo en Bulgaria, cruzando ilegalmente la frontera turco-búlgara. Por su parte, el flujo de refugiados de África a través del Mediterráneo se ha convertido desde hace mucho tiempo en un desafío insuperable para Italia y Grecia. Una conferencia internacional, celebrada en Sofía y organizada por la Comisión Nacional de Lucha Contra el Tráfico de Personas, el Consejo de Europa y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), con la participación de varias organizaciones no gubernamentales de más de 12 países, ha buscado posibles soluciones al problema creciente con los migrantes.

La ola de refugiados sirios golpeó Bulgaria hace casi tres años y sorprendió el país sin preparación. En la actualidad la situación en los centros de acogida ha mejorado considerablemente pero el problema sigue siendo de dolorosa relevancia. La UE se ha enfocado en los procedimientos de evaluación de las solicitudes de estatuto de refugiado y en el reparto de las personas solicitantes de asilo en los diferentes países comunitarios. La lucha contra el tráfico de migrantes, empero, de momento queda en segundo plano y los bien organizados traficantes siguen acumulando millones de su situación sin salida.

“Bulgaria trabaja activamente tanto contra el tráfico de personas como en la prevención del problema”, ha asegurado durante la conferencia el viceministro del Interior, Tsviatko Gueorguíev. “En los últimos años, Bulgaria, como frontera externa de la UE, está afrontando una seria presión de flujos migratorios mixtos: por un lado, están las personas que cumplen los criterios de protección internacional, por otro, los inmigrantes económicos procedentes de países donde no hay conflicto armado pero que buscan una vida mejor”, agrega.

En palabras de Roland Weil, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Bulgaria, más de la mitad de los inmigrantes que están tratando de llegar desesperadamente a Europa son refugiados víctimas de los “coyotes”.

“Ante la falta de medios legales para llegar al país elegido, muchas de esas decenas de miles de personas usan los servicios de traficantes. Casi el 100 % de los refugiados que entran en Bulgaria lo hacen de manera ilegal, y la gran mayoría recurre a la ayuda de contrabandistas”, considera Roland Weil. El tráfico ilegal de personas se ha convertido en un negocio lucrativo.

“Es un problema con muchas dimensiones que requiere una estrategia integral de múltiples capas que incluya tanto a los países de origen como los de tránsito y de destino”, añade el representante del ACNUR en Bulgaria.

Por su parte, el Dr. Constantin Hruschka, del Consejo Suizo para los Refugiados, afirma que una parte integral de esta estrategia debe ser el proporcionar una posibilidad jurídica a los refugiados de cruzar la frontera, inclusive en los países de la UE. Según el Dr. Hruschka, la introducción de cuotas de refugiados no resuelve el problema, ya que el reparto mecánico de los solicitantes de asilo no toma en cuenta sus destinos personales ni sus preferencias.

“El flujo inmigratorio hacia Europa en estos momentos es ilegal, ya que los refugiados simplemente no tienen otra opción. Durante años, Suiza ofrecía a las personas que necesitaban protección visados para que pudieran viajar legalmente y esperar la decisión de las autoridades competentes para la concesión del estatuto. Con el tiempo esta opción fue eliminada. Creemos que su reintroducción protegerá a los migrantes de emprender viajes, organizados frecuentemente por traficantes, en que peligren su vida y su salud”, concluye el Dr. Hruschka.

Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: BGNES