“Luz enceguecedora”, “Destello cálido”, “Tríptico solar”. Las obras creadas por Dobrinka Tabakova llevan títulos que orientan la atención hacia lo  luminoso y lo hermoso haciendo ascender la imaginación. Aunque nos abstraigamos de la “etiqueta verbal”, comprobaremos esta sensación que la música de Tabakova deja tras de sí.

“Esto posiblemente se relacione con la época que nos ha tocado vivir, dice Dobrinka. Sin embargo, se trata más bien de una vía que muchos artistas eligen y aspiran a lograr su objetivo a través de su labor. Tenemos que ser optimistas para seguir adelante. Hay, desde luego, autores que enseñan el lado negativo de la vida. Uno los debe conocer para luego decir para sus entrañas: “Soy del otro tipo de artistas”. Siempre me ha emocionado el arte que pretende elevarse. Es lo que me inspira y lo que procuro encontrar como compositora”.

Dobrinka Tabakova se ha graduado por la Real Academia de Música, de Londres y, por  a “Guildhall School of Music and Drama”. Sus especialidades son el piano, la composición y la dirección orquestal. Ha defendido un doctorando de composición en el Kings College de Londres. Conquistó su primer galardón como autora cuando apenas tenía 14 años de edad. Fue el premio “Jean-Frederic Perrenoud”, que le fue otorgado en el Concurso Internacional de Música en Viena, pocos años después de haber abandonado Bulgaria con su familia.

“Nací en Plovdiv y fue allá donde germinó mi amor por la música. En primer lugar, esta pasión fue motivada por el gran número de discos que teníamos en casa. Mi primera profesora de piano, Daniela Kostova, jamás ponía trabas a mis arrebatos de improvisar. Recurría frecuentemente a improvisaciones cuando no había aprendido bien la nueva pieza. Estoy muy agradecida por aquella libertad que mi profesora me otorgó. Comencé a estudiar composición en 1991 en Londres. Paulatinamente fui tomando conciencia de que ya no ejecutaba una obra de alguien sino que estaba componiendo piezas yo misma. No puedo decir que alguien que haya influenciado en esa labor, sencillamente yo pretendía expresar mi “opinión propia”. Mi mayor inspiración me la ofrecieron los compositores a los que escuchaba, de niña, en casa, y en los conciertos a los que acudía con mis padres. Recuerdo aún lo mucho que me impresionó escuchar por vez primera el Concierto para piano número 2 de Saint Saens. La obra tenía una estructura nítida, me emocionaba y yo quería ser parte del mundo en que  esos colores y emociones se creaban. Comencé a escuchar a compositores modernos tras mi llegada a Londres. Me refiero a Ligeti, a Mesiaen. Tuve, incluso, la suerte de participar en un curso de maestría en el que enseñaba el propio Xenakis. Tenía en aquel entonces 12 años de edad y la música de esos compositores se transformó en una parte de mi imaginación. Siempre he pensado que la composición es una oportunidad para comunicarme con muchas personas  o, incluso, con una sola persona. En el proceso creativo lo que más me apasiona es la posibilidad de cerrar el círculo formado por el autor, el intérprete y el oyente. Siempre hay gran número de emociones  provocadas por el estreno de una obra. Es que emociona grandemente la idea de que la escucharás por vez primera, no sólo tú sino también otras muchas personas”.

“Siento mucha felicidad al comprobar que ya desde mi temprana edad haya habido en mi alrededor intérpretes que no temen incluir en sus repertorios obras nuevas tendiendo así puentes entre los nombres consagrados y los autores modernos. Llevo más de una decena de años  trabajando con la Orquesta del Cisne, de la ciudad de Shakespeare, Stratford del Avon. En 2014 fui nombrada por dos años compositora colaboradora. La primera obra, cuyo estreno se produjo el pasado 29 de mayo, está inspirada en la Highline de Nueva York. La otra se dedica al 400 aniversario de la muerte de Shakespeare que conmemoraremos en 2016”.

El álbum de Dobrinka Tabakova “String Paths”, o sea, “Senderos de cuerdas” fue propuesto para la prestigiosa distinción Grammy en el apartado de “Mejor álbum de música clásica”. ¿Cuáles son los otros premios que Dobrinka también aprecia mucho?

“Son cosas estupendas pero calan profundamente en mi  conciencia las formas de interpretación de las obras que me han valido estas distinciones. En 2012, por ejemplo, cuando se celebraba el cincuentenario de la  entronización de la reina Isabel II, escogieron para el caso un himno que yo había compuesto ad hoc. Fue interpretado en la catedral de San Pablo. Aquella sensación fue inolvidable para mí. Una distinción que obtuve en Nueva York me ofreció la posibilidad de ver el parque Highline. En fin, los galardones no son cosas que hay que apreciar por separado, forman parte  de un todo, de una dilatada trayectoria”.

Versión en español por Mijail Mijailov