El 15, 16 y 17 de julio son días conocidos en Bulgaria con el nombre de “las canículas”, o sea, los días más calurosos del año. Los ritos vinculados con estos días tienen origen pagano y guardan relación con el culto al fuego.
Los ritos vinculados con “las canículas” están difundidos sobre todo en el norte y el oeste de Bulgaria pero hay ritos que se ejecutan también en otras partes del país. Otrora la vida de los búlgaros fue relacionada por completo con la agricultura y cada daño como consecuencia de sequías, aguaceros, granizadas podían destruir el sustento de las familias. Los supersticiosos búlgaros creían que estas desgracias las enviaba Dios y que el objetivo de los ritos era apiadarle a Él y a los elementos naturales.
Durante “las canículas” no se debe ir al campo, segar y trabajar en casa. Está prohibido asar pan para preservarse de granizadas. El pueblo decía que de lo contrario los campos se prenderían fuego a sí mismos, ya que durante estos días el fuego llegaba a la tierra en forma de rayos.
En la noche del 15 de julio, el primer día de “las canículas”, los búlgaros apagan el fuego en la casa para preservar a sus habitantes de incendios. Durante el segundo día está absolutamente prohibido encender fuego y, el tercer día, durante un rito especial, se prende un fuego nuevo, vivo y joven.
Durante estos días el pueblo adivinaba cómo sería el tiempo durante los primeros tres meses del año nuevo: enero, febrero y marzo. Si el día durante “las canículas” es caluroso y soleado, el respectivo mes también será suave, sin nieve, caluroso y lluvioso. Si hace frío, esto significa que habrá nevadas. Si el 15 de julio se oye un trueno antes del mediodía, el invierno llegará con anticipación y si los truenos se dan una hora después del mediodía, el invierno llegará tarde. Durante los tres días de las canículas se dirigen oraciones para lluvia pero a veces la gente rogaba por sequía cuando llovía mucho durante el año.
El tercer día de “las canículas” se celebra con gran solemnidad en el monte Ródope y en Strandzha, el 17 de julio es la fiesta de Santa Marina que los búlgaros creen que es dueña del fuego, los incendios y las tormentas. Las serpientes también se subordinan a sus órdenes. En el calendario popular de los búlgaros este día se llama Marina de Fuego. Durante la noche Santa Marina viene en los sueños de las personas que creen en ella y les da consejos de cómo resolver sus problemas. Este día las mujeres tienen prohibido coser y bordar, tocar hilos o algo que se parezca a una serpiente para que no sean mordidas por una serpiente durante el verano.
Los búlgaros creen que Santa Marina ayuda a las jóvenes que se casan y protege a las mujeres y a las parturientas. Cuida del parto, cura la infertilidad, así como enfermedades cutáneas y de los ojos. El 17 de julio comienza el periodo de las tertulias que es parte sustancial de la vida de los búlgaros.
Existe la creencia de que el 17 de julio el fuego cae en la tierra. Por esta razón en medio de la plaza del pueblo dos hombres encienden un fuego nuevo, vivo. Después encienden un fuego grande que todo el pueblo salta para que esté sano. El pueblo cree que el fuego viejo del hogar no puede proteger la casa de magias, enfermedades y malos espíritus y por esto después de la oración cada uno toma del fuego vivo para encender el hogar de la casa, símbolo de la familia, la salud y el bienestar.
El día de Santa Marina se sacrifica un animal y se preparan manjares de su carne, se reparte comida cerca de templos, capillas o manantiales que llevan el nombre de Santa Marina. “Las canículas” están entre las fiestas más veneradas para preservarse del fuego y de los incendios.
Versión en español por Hristina Taseva
Fotos: Archivo
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