La cada vez mayor presión migratoria ejercida sobre Europa hace que el tema del acceso de Bulgaria y Rumanía al espacio Schengen sea de candente actualidad. Este fue el tema principal de la reciente visita a Finlandia de Meglena Kúneva, viceprimera ministra de Coordinación de Políticas Europeas y Asuntos Institucionales. Al mismo tiempo, el Gobierno se da cuenta de que la amenaza del terrorismo, combinada con la oleada sin precedentes de refugiados a los países occidentales, implica cambios en el espacio Schengen, y quiere que Bulgaria sea parte de este proceso.

Los principales argumentos a favor de la adhesión siguen siendo los mismos: Bulgaria ha cumplido con los criterios técnicos para ello, sin embargo, no se nota progreso en este sentido. Aún estando fuera de Schengen, Bulgaria cumple estrictamente sus compromisos en la custodia de las fronteras exteriores de la UE. Una prueba de ello es también el hecho de que las rutas del éxodo masivo del Medio Oriente a Europa evitan cruzar por el país. Sofía sigue propensa a acceder al espacio Schengen en forma parcial, inicialmente por las llamadas fronteras azules, o sea, por aire y agua. La diferencia radica en que ahora el Gobierno insiste en que la admisión no se posponga más; o, como dijera la viceprimera ministra Kúneva, la decisión sobre Schengen debe ser tomada inmediatamente y no después de realizarse la reforma judicial y las enmiendas a la Ley del Poder Judicial, el Código Penal Civil, el Código de Procedimiento Penal o el Código Penal.

El Gabinete comparte el nuevo concepto en la UE de que el Acuerdo de Schengen ya no debe ser percibido sólo como una cuestión de libre circulación de las personas sino además como un instrumento de seguridad. En este contexto, el Ejecutivo sostiene que al no tener acceso completo al Sistema de Información de Schengen, Bulgaria no puede ser al cien por cien efectiva en la lucha contra la delincuencia. En efecto, si Bulgaria hubiera tenido acceso pleno a dicho sistema de información probablemente hubiera podido impedir que ciudadanos búlgaros se implicaran en la tragedia con el “camión féretro” abandonado repleto de emigrantes muertos en Austria. El tráfico de personas es una tarea tan compleja que excede de la capacidad de un sistema nacional de información determinar cómo un vehículo con matrícula húngara, ex propiedad eslovaca puede ser abandonado por conductores con ciudadanía búlgara a 50 km de Viena con 71 refugiados del Oriente Medio muertos, embarcados quién sabe dónde. El tráfico de personas se ha convertido, desde hace tiempo, en un fenómeno transnacional y puede ser neutralizado únicamente con acciones y medidas transnacionales.

La UE está reconsiderando su política migratoria y Sofía expresa deseo de participar de forma activa en este proceso. En el contexto de este deseo, el ministro de Exteriores, Daniel Mítov, anunció que Bulgaria se propone promover un debate en la UE sobre la ampliación de la estrategia y acciones más severas contra el Estado Islámico. Además, Sofía cree que es sumamente importante distinguir entre refugiados y emigrantes económicos y tratar a unos y otros en función de ello. El Gobierno estima, asimismo, que los esfuerzos deben ser orientados no sólo hacia el efecto causado por la oleada de refugiados, sino también a sus raíces, los países problemáticos en el Medio Oriente y África del Norte.

Sofia espera un avance en el tema de la adhesión a Schengen en la próxima sesión del Consejo de Justicia y Asuntos de Interior en septiembre, y una decisión definitiva durante la reunión del CE a finales de octubre. Sin embargo, ¿lo permitirán las circunstancias? El ministro del Interior alemán advirtió que la afiliación al espacio Schengen de su país podría volverse precaria si otros países no comparten la carga de la admisión de los refugiados. En relación con el frustrado acto terrorista reciente en el tren Ámsterdam–París, Bélgica exigió una revisión de las normas de Schengen con el fin de permitir más controles de identidad y equipajes. En la práctica, esto supondría restablecer una parte del control de fronteras. El Acuerdo de Schengen permite a los signatarios restablecer el control fronterizo por razones de seguridad nacional – esto ya se ha hecho en Francia y Portugal. Sin embargo, ahora la amenaza de una presión de refugiados es a largo plazo, lo cual puede acarrear una restauración duradera del control fronterizo.

Resulta que la presión migratoria supone, por un lado, el acceso de Bulgaria a Schengen pero, por otro, lo obstaculiza debido a los cambios relacionados a ello. En estas circunstancias surgen las preguntas: ¿a qué espacio aspira acceder Bulgaria?, y, ¿no es mejor posponer las posibles decisiones?

Versión en español por Daniela Radíchkova