Todos los días nos topamos con ellas, con las personas sin hogar. Ellos hurgan en los contenedores de basura y trasnochan en los túneles y en los parques, vestidos de ropa rota y sucia. Al notarlos nos planteamos preguntas sobre el estado de nuestra sociedad y qué podría obligar a una persona capacitada a descuidar su vida.
La respuesta a estas preguntas nos la da la encuesta realizada por los voluntarios del proyecto “Nómadas urbanos” entre decenas de personas indigentes en Sofía. En Bulgaria en la calle vive gente que es víctima de las circunstancias en los años de transición. Ninguno de ellos nació sin hogar pero, debido a fraudes inmobiliarios, problemas familiares o de salud, acabaron totalmente desamparados. Los resultados del estudio según los cuales una cuarta parte de los indigentes tiene títulación universitaria y la mayoría ha trabajado durante muchos años en fábricas y plantas ya inexistentes. Sin embargo, solo una parte ínfima de ellos cobra ayuda o pensión del Estado. En los últimos 25 años, la mayoría de ellos ha perdido la batalla por justicia y por llevar una vida digna. “Se trata de personas que viven en la calle no por deseo propio y por eso están dispuestos a trabajar cualquier cosa con tal de cambiar su vida”, afirma Mia Agova, una de los creadores del proyecto “Nómadas urbanos”. Ella junto con un grupo de seguidores se han propuesto mejorar su calidad de vida construyendo pequeñas casitas móviles y ayudándoles a resolver su problema básico relativo al baño y al lavado de la ropa.
La primera casa móvil ya está terminada. Está hecha de materiales que los habitantes de Sofía van dejando al lado de los contenedores de basura. Cuesta aproximadamente 150 euros y, a pesar de ser muy modesta, ya ha cambiado la vida de su dueño, Bobi, que incluso ha podido conseguir un trabajo. Según Mia Agova, la idea de poner en marcha la iniciativa “Nómadas urbanos” surgió tras varias reuniones de voluntarios que donaban comida, ropa y medicamentos a los sin hogar.
Ella nos cuenta también: “Hemos decidido prestar ayuda de una manera más organizada. Pedimos financiación al fondo noruego “Por la Tierra”. Nuestro proyecto fue aprobado y nos concedieron una pequeña cantidad de dinero que nos ayudó a empezar a trabajar. Con estos 1000 euros conseguimos hacer una casita móvil para un hombre sin hogar de Sofía. Compramos dos carros para transportar los residuos recogidos, hicimos dos reportajes para presentar la vida de las personas que estamos socorriendo. Confío en que nuestra iniciativa es muy útil y quiero dedicarme por completo a la actividad social. El perfil de los sin techo es muy variado. Conozco a varias personas, a los que llamo “almas libres”, que han optado por un estilo de vida alternativo oponiéndose al sistema. Son muy inteligentes pero representan solo una pequeña parte de los que viven en la calle. El estudio que hemos realizado indica que el 24 % de la personas sin techo tiene carrera universitaria, la mayoría son hombres mayores de 50 años. Están en la calle porque fueron engañados en los años 90 del siglo pasado y los despojaron de sus viviendas de manera ilegal. Otros se quedaron sin techo después de divorciarse o debido a otros problemas de carácter familiar. Entre los repudiados de la sociedad están los que tienen problemas físicos y mentales. Cuando les preguntamos por sus objetivos en la vida, contestaron que soñaban con encontrar un trabajo y vivir en su propia casa. A menudo, anhelan un saludo amistoso o una palabra para sentirse parte de la sociedad. En nuestras reuniones nos piden que hagamos de intermediarios en sus tentativas de conseguir trabajo. Incluso una vez lo logramos con un amigo nuestro que es sin techo. Le conseguimos un trabajo en un centro turístico de los Ródopes. Ahora trabaja como panadero en una panadería que fabrica pan tradicional búlgaro y enseña su maestría a los turistas. Ya tiene su propia casa y el respeto de sus hijas que hacía tiempo que no veía. Él es la prueba de que con un poco de ayuda las personas sin hogar pueden empezar una nueva vida. De momento el mayor problema en conseguir trabajo para esta gente es la falta de facilidades para que mantengan su higiene personal. Por eso nuestro objetivo subsiguiente es comprar un baño y una lavandería móviles para ayudar a los que viven en las calles de Sofía”.
Versión en español por Svetoslava Slavcheva
Fotos: “Nómadas urbanos”.
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