Después de haber apoyado recientemente ante el CE la demanda de Turquía para el establecimiento de una zona de seguridad en Siria, a finales de esta semana, en Varna, el primer ministro Boyko Borísov discutió otra vez el tema, a “cuatro ojos”, con el presidente del CE, Donald Tusk. En tan sólo unos días volverá a hacerlo en Turquía, de nuevo a “cuatro ojos”, con su homólogo turco, Ahmet Davutoglu. Es una conversación nada fácil vistas las serias reservas en la UE sobre la idea de una zona de seguridad.

Justo antes de su visita a Bulgaria, Donald Tusk había comentado que Europa sin Schengen es, prácticamente, una Europa sin fronteras exteriores. En Varna agregó que en un momento en que todos los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE están de acuerdo en restablecer el control en las fronteras exteriores de la Unión, Bulgaria es el mejor ejemplo de protección de frontera. Al señalar que el tema del control en las fronteras exteriores se debatirá la próxima semana en la UE, con miras a la adopción de nuevas orientaciones de trabajo, Tusk dejó claro que sus conversaciones con Borísov en Varna habían sido un elemento de los preparativos para continuar el debate.

Aprovechando la visita del Presidente del CE, el primer ministro Borísov resaltó la idea del Gobierno búlgaro de que en el territorio de Siria debe establecerse una zona de seguridad libre para que los ciudadanos sirios puedan mantenerse cerca de sus lugares de origen y volver a ellos rápido una vez acabado el conflicto. Tanto en sus recientes conversaciones con el Primer Ministro turco como en las que mantuvo con Donald Tusk, Boyko Borísov advirtió que cualquier otra decisión es riesgosa y significaría un gran problema para los Estados de la UE. El Premier aseveró que el Gobierno no está considerando construir nuevos centros de refugiados en Bulgaria ya que, gracias a las medidas adoptadas, en las fronteras terrestres y marítimas del país actualmente existe un control muy fuerte y semejante medida no es necesaria.

Versión en español por Daniela Radíchkova