Cuando el 11 de septiembre de 2001, los aviones con terroristas se estrellaron contra las Torres Gemelas del Centro Mundial de Comercio tuvimos que reconocer que EE.UU. estaba golpeado directamente en el corazón y que el mundo ya no sería el mismo. EE.UU. sacrificó una parte de su libertad para garantizarse su propia seguridad y aquello fue criticado por la Europa liberal. Sin embargo, sólo en este año 2015, los terroristas golpearon a Europa en el mero corazón en dos ocasiones: asesinando en enero pasado a 12 personas de la redacción del semanario galo Charlie Hebdo y, en noviembre, provocando una matanza inaudita en una serie de atentados en los que fue volado el propio modo de vida de Francia: “En París tras este baño de sangre hay muchas emociones, la gente se encuentra estupefacta y, quizás por vez primera, se va colando en la sociedad algo parecido a miedo, señala la periodista Rumiana Ugarchinska, residente en París. La gente ya se ha animado a salir a la calle, a hablar sobre lo ocurrido y a mostrar los ánimos de que había hecho gala durante el desfile tras el atentado a la redacción de Charlie Hebdo. Si tuviéramos que hacernos la pregunta por qué Francia, por qué París, por qué ese lugar precisamente, quizás la respuesta sería que se trata de los símbolos que son blanco de los combatientes de Estado Islámico. Son quienes pretenden amedrentarnos y, al mismo tiempo, propagar su ideología por medio de las armas. El “barrio” París es todo lo que ellos aborrecen. Por esto han convertido en la diana de sus ataques el modo de vida, la libertad del pensamiento, la tranquilidad y este espíritu que hace que París sea símbolo de algo especial”.
“Uno para todos y todos para uno”, este lema francés por excelencia de los mosqueteros es ahora una metáfora para la prueba por la que habremos de cruzar. El proceso político para zanjar el conflicto sirio puede empezar, manifestó Federica Mogherini, Alta Representante de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad Común de la UE, al término de las negociaciones en Viena sobre Siria.
“Lamentablemente, el hecho de que debiera ocurrir el enésimo atentado, en París para que la diplomacia internacional comenzara a buscar solucione con una mayor responsabilidad, es un hecho desagradable - señala Liubomir Kiuchukov, director del Instituto de Economía y Relaciones Internacionales -. La reunión en Viena ha trazado determinadas medidas de cara a la solución del conflicto en Siria. Es posible que resulte que, por un lado, éstas hayan sido demasiado tardías y, por el otro, que sean bastante pocas. Surge la pregunta de cómo en lo adelante la gente en Siria podrá convivir. Lógicamente, primero la guerra debe cesar, pero también hay que poner mientes en cómo se edificará la paz. A diferencia de la solución del conflicto civil en Siria, que sólo ha de ser política, tal solución política no cabe en la lucha contra EI. Allá no hay margen para negociaciones, ni hay contraparte con la que negociar. Es una lucha contra el terrorismo que sólo se puede librar con recursos bélicos. La solución sólo podría sincronizarse con los esfuerzos. Los intentos de cada cual de resolver sus propios problemas nacionales, ideológicos y políticos en el terreno de una confrontación global de tales escalas, sólo aportarán a que se reduzca la eficacia de las actuaciones contra el terrorismo global. En el último par de meses, la situación en este terreno ha cambiado bastante, ya que la comunidad internacional ha mostrado su disposición de luchar seriamente contra Estado Islámico. Por esto era de esperar que EI intentara trasladar la confrontación a Europa, para desmotivar a los países que combaten contra él y para sembrar contradicciones entre éstos. Esta forma de actuación parece bastante lógica”.
El cristianismo y el islán conviven desde siglos. También ha habido migración siempre. ¿Qué es lo que ha ocurrido para que el cuadro se altere tan drásticamente?
“Creo que los europeos tiene su culpa por haberse quedado “dormidos” ante muchos procesos en Europa y el Oriente Medio - dice el doctor Mohamed Halaf, periodista búlgaro de origen árabe -. Durante 60 años, los europeos estaban apoyando a los regímenes dictatoriales que fueron debilitando las sociedades. Europa tampoco se fijó e los procesos que se desarrollaban en el seno de las comunidades de inmigrantes en su territorio, quienes suman de 40 a 50 millones. La integración fracasó, el sistema educacional se vino abajo. Estamos viendo cómo franceses, o belgas, inmigrantes de segunda o tercera generación se van adhiriendo al Estado Islámico. Algunos retornan a Europa adiestrados para cometer atentados contra las personas que les han ofrecido acogida. Los europeos tienen la culpa por haber permitido que en las mezquitas se oigan discursos agresivos y se propague el islán radical. Por qué se permite que se siembre odio contra los cristianos y los judíos. No hay pueblo alguno que desista de sus libertades, pero la democracia no se ha de imponer por la guerra, hay que dejar a la gente la posibilidad de encontrar sola la forma para la democracia y aplicarla. Las personas deben irse acostumbrando a las reglas de la democracia”.
El primer ministro búlgaro, Boyko Borisov, manifestó que la masacre en París había sido otro 11-S pero ocurrido en Europa: “Con mucha rapidez debemos reconsiderar las políticas y las formas de interacción, no sólo entre los servicios de inteligencia, sino también en el terreno de las políticas de integración y trabajo con estos grupos de riesgo. Es que en estos “guetos de tolerancia” se podrá ver el perfil de los terroristas”.
¿Podremos colocarnos tan unidos en la guerra de las civilizaciones en el bando de la libertad, la democracia y la tolerancia, o bien, trataremos de salvarnos por separado, tranquilizándonos con la idea de que somos tan pequeños y tácitos que no podemos atraer fatalmente la atención del mundo?
Hubiera sido fácil sobreponernos al miedo de que todos nosotros y en todas partes podríamos resultar blanco de los terroristas. Hubiera sido útil saber cuál es el enemigo y de que se nutre su odio. Por desgracia, no hay respuestas fáciles y tampoco hay protagonistas exclusivamente buenos o malos.
Versión en español por Mijail Mijailov
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