En vísperas del acontecimiento Vera Chandell dijo: 

“La tarde comenzará con la proyección de la cinta - cuenta Vera que es co-productora -. Seguirá un concierto de Sentimental Swingers con Brass Asociación, con director Angel Zaberski. Así decidimos festejar nuestro cumpleaños. La primera trompeta en la banda es Misho Yosifov, quien está con nosotros desde la fundación del trío. Hizo los arreglos de nuestro primer single Unemployed  Lovers  y de la homónima canción de la película. Interpretaremos, asimismo, canciones de Andrew Sisters en sus arreglos originales de los años 40 del siglo XX, que suenan de un modo muy inspirador. Por primera vez cantaremos con una big band. La vivencia es increíble y este concierto es un regalo no solo para el público, sino para nosotras.

Parte de la sala de conciertos es habilitada para sala de bailes y los invitados serán los bailadores de la escuela Lindy Hop Bulgaria. Ofreceremos algo como swing happening en el espacio ante la sala donde los presentes podrán escuchar swing. El motivo para esta fiesta es la película. A pesar de que está dedicada a los últimos 40-50 años de la vida en Bulgaria, la cinta no tiene la pretensión de ser histórica. El relato versa sobre nuestros sentimientos, los recuerdos de la infancia, cuando en Bulgaria hubo gobierno socialista, los cambios en 1989 y la transición a la democracia. Es un relato sobre la generación que se quedó en Bulgaria después de la caída del muro de Berlín cuando muchos contemporáneos nuestros abandonaron el país.

Hasta hoy en día, los jóvenes se van de Bulgaria y en esto no hay nada malo. Pero nosotros estamos aquí y, como dice Mijail Yosifov, tratamos de vivir una vida normal en una situación que no es muy normal”. 

Vera dijo que cuando se quedó en Bulgaria realizó su mayor sueño, el de cantar. Es economista, pero después de la creación del trío cambió de profesión. Se siente feliz de que solo cinco años después de la actuación en el pequeño club, que ya no existe, las tres amigas festejaron su aniversario en la mayor sala de conciertos en Bulgaria.

El belga André Chandelle, esposo de Vera, lleva 10 años viviendo en Bulgaria. Reparte sus compromisos profesionales entre Sofía y Bruselas. Llegó a Bulgaria por primera vez con motivo del rodaje de una película para la televisión belga y la búlgara. Al principio Bulgaria le pareció un país algo rudo y no lo sintió cercano. La primera persona sonriente que conoció fue Vera que hablaba un francés excelente.

“Cada vez respondía a mis preguntas sobre la vida de un modo interesante - dice André -. Poco a poco comencé a ver la vida a través de sus ojos. Entonces no dejaban de inaugurarse clubes nuevos y la música sonaba hasta muy entrada la noche. Pude ver la Bulgaria no turística en que personas, que antes trabajaban como guardianes, comenzaron a denominarse hombres de negocios. En esa época realizaba reportajes sobre el este de Europa y viajé a la Unión Soviética. Decidí quedarme en Bulgaria, me casé con Vera y nació nuestro hijo. Nuestra familia es búlgaro-belga y los dos tenemos hijos de matrimonios anteriores. Vi que en esta parte de Europa la gente es como en los países occidentales y que fue algo de que no me había dado cuenta antes. No obstante que vivimos en una Europa unida, tenemos prejuicios en el modo de pensar. Esto debe cambiar. En la película presentamos a Sentimental Swingers y a algunos excelentes músicos. La música que interpretan agrada a todos por el mundo. Este trío pudiera ser creado en cualquier parte del mundo, pero parece que nuestros protagonistas hubieran vivido varias vidas en comparación con sus coetáneos de Europa occidental. Lo que más me agrada en Vera y en sus amigos y, lo que muestro en la cnita, es que lograron conservar la capacidad de sentir alegría de la vida a pesar de las dificultades que acompañan su vida diaria y su trabajo. A causa de esta alegría denominé la cinta La vida es un baile sin fin”.