Boyko Borisov, primer ministro de Bulgaria, acompañado por siete  ministros de departamentos clave de Bulgaria, se encuentran en China para la cuarta reunión del coloso asiático con los jefes de Gobierno de 16 países mucho más pequeños de Europa Central y del Este. La conferencia es, de principio, interesante para todos los participantes. La expansión global china y la ralentización del crecimiento del sector económico chino necesitan urgentemente de nuevos y, hasta pequeños, mercados y clientes. Los países pequeños y no especialmente desarrollados, pero también los más prósperos, de Europa Central y del Este ansían desesperadamente inversiones para  reanimar sus economías yaproximarse al nivel de vida de los países de Europa Occidental.

Bulgaria no desperdició la oportunidad de aprovecharse de la posibilidad de oro de ofrecer sobre terreno todo lo que podía al pujante sector industrial, al agro, a las finanzas, al transporte y al turismo chinos. En el foro empresarial especialmente organizado en Shanghai por la Agencia Búlgara para las Inversiones, las 40 empresas búlgaras, cuyos dirigentes formaban parte de la delegación, intentaron encontrar cooperación con socios del centenar de empresas chinas de diferente objeto de actividad que asistieron a este foro. Destacadas personalidades del Ejecutivo búlgaro, de la talla del viceprimer ministro, Tomislav Donchev, y el ministro de Economía, Bozhidar Lukarski, procuraron, por su parte, persuadir a los chinos del interés que éstos tendrían en invertir en Bulgaria. ¿Por qué? Pues porque el propio lema del foro mostraba claramente cuál era la baza principal de Sofía: “Expándete a Europa”.

Es lógico, ya que el mercado búlgaro es una nimiedad sobre el telón de fondo de las ambicione globales chinas, y la economía búlgara de momento sólo está en condiciones de ofrecer a los compradores chinos yogurt y productos de cobre. A pesar de todo China es socio comercial número 2 de Bulgaria entre los Estados del llamado grupo de los terceros países, es decir, al margen de la UE. China se adelanta en este sentido, incluso a Rusia, país próximo a Bulgaria en cualquier sentido. Sí, pero las cifras indican que Bulgaria básicamente importa de allá y exporta muy poco, porque el mercado chino es  increíblemente competitivo y los productos búlgaros simplemente desaparecen en el mar de la abundancia asiática.

Por esta razón, numerosos expertos y políticos coinciden en estimar que Bulgaria incrementará sus posibilidades de atraer la atención de los inversores chinos, cuando este país sea considerado como integrante de un grupo regional más  importante de un mercado más sustancial. En esto reside, precisamente, el sentido de la cumbre que  comienza este martes en la ciudad de Suzhou con la participación de 16 países de Europa Central y del Este. No por casualidad, el primer ministro búlgaro, Boyko Borisov, enfatizaba en el foro empresarial bilateral en proyectos de inversiones de alcance regional, en vez de limitarlos exclusivamente a las escalas búlgaras. Esto es válido por igual para el sector de Energía, el de transporte, las telecomunicaciones y el sector automovilístico.

Por habernos referido a estas alturas a automóviles, será bueno mencionar el ejemplo del gigante automovilístico chino Great Wall que, primero construyó una planta de ensamblaje de autos en Bulgaria y luego comenzó a exportar estos vehículos a toda Europa. Éste es el camino y los chinos apuestan por tales proyectos prometedores y de envergadura. Así que aunque todo el Gobierno búlgaro desembarque en Pekín u otra megalópolis china, los resultados no trascenderán el marco del yogurt si se carece de una visión de envergadura y a nivel  del continente europeo. Es muy bueno hacer planes para hermanar a Shanghai con Sofía pero apenas podrá resultar provechoso para los negocios tal hermanamiento.

Versión en español por Mijail Mijailov