No fue una sorpresa especial la noticia del pasado lunes de que Bulgaria emitía una nueva deuda de casi dos mil millones de euros. Para el contribuyente común y corriente sólo se trataba de una noticia. Los expertos dizque no estaban sorprendidos porque el titular de Finanzas Vladislav Goranov habría dispuesto sabiamente esta operación cuatro días después de haber rebajado el Banco Central Europeo su tipo de interés básico para la refinanciación al cero por ciento y anunciado un nuevo paquete de medidas de incentivos. De esta manera, se ha logrado una rentabilidad relativamente buena de los Bonos del Estado. En realidad fueron colocados dos lotes de euroobligaciones: a siete años, por 1144 millones de euros que devengan un tipo de interés anual del 2,156 % y a 12 años, por valor de 850 millones de euros, con rentabilidad anual del 3,179 %. La cuantía del nuevo empréstito asumido es de 1994 millones de euros y es la transacción en euro de mayor envergadura hasta el momento en Europa Central y del Este, en el Oriente Medio y en África, señalan desde el Ministerio de Finanzas sin precisar si esto es bueno o malo.
Para los inversores obviamente ha sido bueno porque los pedidos habían sido por 3600 millones de euros, cifra bastante superior a los anunciados 2 mil millones y esto ha presionado a los tipos de interés a la baja. Esto, a su vez, es bueno para el deudor, o sea, el Estado búlgaro y sus contribuyentes. De hecho, en virtud de la operación del pasado lunes relacionada con la deuda, el Ministerio de Finanzas ha agotado prácticamente la deuda, autorizada por ley que puede contraer en los mercados exteriores en 2016 y que es del orden de 1950 millones de euros. Conviene recordar que la práctica de contraer, de golpe, toda la deuda autorizada por ley, la hemos observado el año pasado cuando, nuevamente en marzo, se retiraron 3100 millones de euros a través de la venta de obligaciones a 7, 12 y 20 años. El interés en 2015 también fue notable y los pedidos sobrepasaron los 5 mil millones de euros.
En realidad , y esto hay que recordarlo, en 2015 se tomó la decisión para 3 años, desde 2015 hasta 2017, de que Bulgaria emitiera obligaciones por valor de 8000 millones de euros con la asistencia de mediadores de varios bancos internacionales .En aquella ocasión desde el Partido Socialista Búlgaro se dio la voz de alarma de que Bulgaria y sus generaciones futuras deberían cargar con el fardo de una nueva deuda, la cual, por muy ventajosos que fueran los tipos de interés, aumentaría, en unos 20 a 30 años, de 8 mil millones a 30 mil millones de euros y esto en medio de una aguda crisis demográfica. Tanto en aquella ocasión como ahora, desde el partido GERB explican que sólo se trata de 3 años y que el dinero se empleará en cubrir deudas anteriores y en financiar el déficit presupuestario.
Este año, dice el ministro de Finanzas, aparece otro elemento más y es que, además de en los mercados internacionales, el Ministerio de Finanzas ha previsto endeudarse de unos 500 millones de euros otorgados por bancos nacionales , o sea, del mercado interno, algo también contemplado por la ley. Así se podrá montar una especie de tampón que eventualmente se utilice para apuntalar el sector financiero que atraviesa por una sucesión de inspecciones de sus activos y pruebas de resistencia bancaria nunca vistas antes. Se asegura que no se llegaría a esto y que ese dinero pasará a formar parte de la reserva fiscal y servirá para amortizar bonos del Estado con vencimiento en 2017.
Como se señala en los manuales de economía, la deuda no es necesariamente algo aterrador ni crucial. Esto es así cuando el dinero de la deuda no se emplea a poner parches tanto en el Presupuesto como en sectores no reformados .La deuda es un bien cuando genera valor añadido y cuando cada euro de un crédito genera al menos dos o más euros de beneficios. Es entonces cuando la deuda es enjugada con recursos propios en vez de contraer nuevos préstamos. Esto ocurre, por ejemplo, cuando el dinero es invertido en el sector económico y en su crecimiento. Evidentemente, éste no es el caso en Bulgaria. Se nos intenta serenar con la aseveración de que la deuda búlgara es baja con respecto al PIB. Este año la deuda aumentará del actual 10 % a un 33 % del PIB, siendo el porcentaje admisible de un 60 %, según los criterios de la UE. Una vez más estamos entre los mejores .Sí, pero según los pronósticos más recientes de la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros, ECFIN, adscrita a la CE, en los próximos 10 años la relación entre deuda y PIB sobrepasará el 40 %, de seguir manteniendo Bulgaria la misma política de déficits y amortización de éstos con deudas. Este peligro se llama espiral de la deuda. Por mucho que distemos de esta vía, la tentación de emprenderla no es nada despreciable en lo político, ya que conduce a un confort financiero a mediano plazo y, luego, ya veremos quién pagará la cuanta. Esperemos que la deuda búlgara, de un fardo, vaya transformándose gradualmente en valor añadido. Sin embargo, para que esto ocurra hacen falta una estrategia y una política nuevas. Pero esto es ya harina de otro costal.
Versión en español por Mijail Mijailov
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