El 29 de marzo hace treinta años, el Tribunal Penal de Roma absolvió a Serguei Antonov, quien fue acusado por el terrorista turco, Ali Acga, en que él y otros dos búlgaros eran promotores y organizadores del atentado perpetrado por Acga el 13 de mayo de 1981 contra el papa Juan Pablo II en la plaza de San Pedro, en Roma. Con este motivo realizó una visita a Sofía Giuseppe Consolo, abogado de Antonov durante el proceso. Fue recibido con honores y fue condecorado con la insignia de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Sofía San Clemente de Ojrid. Con motivo del aniversario fue presentado el libro “Serguei Antonov, el mártir de Roma”, escrito por Atanás Kremenliev y Marin Petkov, oficiales de los servicios de inteligencia búlgara en aquel entonces.
¿Qué sucedió entonces? Después de disparar y herir la cabeza del sumo pontífice, Ali Acga fue detenido y condenado tras un procedimiento sumarísimo. Él reconoció que había actuado individualmente movido por convicciones propias, por lo cual fue condenado a cadena perpetua. Sin embargo, un año más tarde, el terrorista turco cambió sus afirmaciones señalando que el atentado había sido preparado por los servicios secretos búlgaros y él era el ejecutor. El instructor Ilario Martela se ocupó del caso y a finales de la investigación ordenó la detención de tres búlgaros: Segei Antonov, funcionario de la representación de BGA Balcan en Roma, Todor Aivazov, cajero en la embajada búlgara en Roma y Zheliu Vasilev, secretario del agregado militar en la embajada.
El 25 de noviembre de 1982 en la presencia de fotógrafos y reporteros de la televisión, a Sergei Antonov le fueron puestas las esposas en la Ciudad Eterna. Los otros dos búlgaros se encontraban en la patria en ese momento y no cayeron en manos de la justicia italiana. La noticia de “la pista búlgara”, en el atentado contra el papa recorrió el mundo.
El presidente norteamericano Ronald Reagan ya había anunciado “una cruzada” contra “el Imperio del Mal”, la Unión de Repúblicas Soviéticas. La norteamericana Clair Sterling ya había escrito el libro La Hora de los asesinos en que insinuaba que Bulgaria, el satélite más fiel de la Unión Soviética, había preparado el complot contra el papa Voytila. El papa polaco había anunciado que si hacía falta estaría en las barricadas al lado de Lej Valensa para luchar contra el régimen comunista en su país.
Siguieron cuatro años de un procedimiento previo al juicio oral y un sonado proceso judicial. Sin embargo, cuando llegó la hora de exponer las pruebas y las acusaciones ante Temis, el Tribunal italiano no tenía otra opción y el 29 de marzo de 1986, el juez Severino Santiapiki justificó a Sergei Antonov con la formulación de “a causa de escasez de pruebas”. El terrorista Ali Acga purgaba cadena perpetua. Sergei Antonov regresó a Sofía diagnosticado con atrofia cerebral causada por las sustancias psicotrópicas que, según los médicos, le fueron aplicadas forzosamente en las cárceles italianas. Vivió en solitario y el 1 de agosto de 2007 fue encontrado muerto en su casa.
¿Qué sucedió con Ali Acga? Con motivo del dos mil aniversario del natalicio de Jesucristo, es decir a principios del siglo nuevo, el papa Juan Pablo perdonó a Agca el mal que había cometido contra él. El perdón fue una señal hacia el presidente italiano Carlo Adzelino Campi de indultar al terrorista que purgaba cadena perpetua en la ciudad de Ankona. Así fue. El 13 de junio de 2000, después del decreto de indulgencia, Ali Agca fue extraditado a Turquía. De este modo las autoridades italianas se vieron liberadas de la necesidad de llevar a buen término la investigación del atentado del siglo y decir toda la verdad sobre la pista búlgara en él, de la cual se habló durante años.
El acorde que marcó el final de la pista búlgara fue la visita oficial a Bulgaria del papa Juan Pablo II, en mayo de 2002, la primera visita papal en la historia de 14 siglos del país que produjo una noticia sensacional. Nunca he creído en la pista búlgara en el atentado perpetrado contra mí, era una insinuación y una gran injustica contra el pueblo búlgaro, dijo el sumo pontífice durante su reunión con el presidente Georgi Parvanov. No nos preguntemos por qué el papa dijo esto durante su visita a Bulgaria si ya lo había sabido. La pregunta más importante es por qué esta insinuación se mantuvo durante años por los magistrados italianos que, después de la liberación de Antonov, incoaron otros dos procesos contra la participación búlgara en el atentado contra el papa que terminaron sin éxito.
Los magistrados de Roma están en deuda con la verdad ya que hasta ahora dos preguntas no han encontrado respuesta. ¿Quién y por qué organizó el atentado contra el papa? ¿Quién y por qué indujo a Ali Agca a hablar de la pista búlgara y por qué?
Es poco probable que en un futuro próximo conozcamos toda la verdad sobre el “atentado del siglo”. A través de los años en esta historia se entrelazaron y tal vez ahora también se entrelazan muchos intereses, existieron y tal vez siguen existiendo equilibrios delicados no solo entre los servicios secretos por el mundo, sino entre los diferentes estados. Es poco probable que aparezcan los expedientes de los archivos de los servicios secretos norteamericanos e italianos relacionados con la invención de la “pista búlgara”. Esta pista desempeñó un significante papel en el desplome del bloque soviético a finales de 1989, con el cual terminó la última fase de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría. Los vencedores siempre tienen derecho, o como solían decir los antiguos romanos “VAE VICTIS”, ¡Ay de los vencidos!
Versión en español por Hristina Taseva
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