La risa está aquí, Una canción sonriente, Magia, esta es solo parte de los títulos de las canciones incluidas en el álbum nuevo del grupo infantil Smejorancheta, o sea, niños sonrientes. No solo los títulos, sino las melodías, las voces, el entusiasmo infantil, es, sin duda, un motivo de sonrisas. Las sonrisas de niños y adultos son la mayor sorpresa para los pequeños integrantes del grupo y Galia Kodzhamanova, fundadora, directora y productora de la formación.

Las canciones del álbum están ordenadas en conformidad con las cuatro estaciones del año: primavera, verano, otoñó e invierno, cuenta Galia Kodzhamanova. Se trata de canciones cuyo humor encaja con la respectiva temporada. Me gusta mucho la canción La Chica Descalza, no obstante que es para unos niños más grandes. Fue la primera canción que grabamos. El estreno del álbum tendrá lugar el 8 de junio, a las 19 30 en un lugar emblemático: el aula de la Universidad de Sofía San Clemente de Ojrid. Estoy segura de que el público recordará esta vivencia. Ejecutaremos parte de las canciones del álbum y los compositores hablarán de las canciones. Dedicamos el estreno a los niños con trastornos que están en una situación social desfavorable. Coorganizador del acontecimiento es la Asociación Tienda la Mano.

Una abigarrada compañía de artistas, en estos términos Galia Kodzhamanova califica a los 15 autores de música, letra y arreglos que compusieron las canciones de Estaciones Jocosas. Los intérpretes menores tienen tres años de edad y los mayores, 12, y alrededor de los pequeños cantantes no dejan de gravitar ex integrantes del grupo ya crecidos que tienen formaciones suyas.

A lo largo de los años en varias ocasiones han aparecido tales grupos, explica la señora Kodzhamanova. La primera se denominaba Emoción. Hace tiempo que las chicas que cantaban en ella se han convertido en bellas damas. Esto sucede con frecuencia: los niños crecen pero no tienen ganas de separarse de nosotros y por esto ahora tenemos siete grupos integrados por cantantes de diferente edad.

Galia Kodzhamanova se graduó por la Escuela Nacional de Música en la especialidad de canto operístico y por la Academia Nacional de Música de Sofía, en la clase de dirección coral de Lilia Giuleva. No obstante, su formación clásica ella optó por trabajar con niños. Me dediqué por completo al grupo Smejorani en 2000”, dice ella y continúa.

Antes de esto trabajaba como profesora de música en guarderías infantiles. La experiencia que acumulé me dio el valor de trabajar con niños de 3 a 6 años de edad. Es mi edad favorita ya que enseguida establezco contacto con los niños. Con los mayores es más difícil. Siempre he soñado con tener un grupo como este y lo fundé en primavera de 1989. Reuní a los menores de las guarderías infantiles en que trabajaba y las llevaba a los ensayos en una casa de lectura desde donde los padres los recogían. Los pequeños tienen una actitud especial hacia la música desde su más tierna edad y se muestran muy sensibles hacia el repertorio. Escojo canciones interesantes, trato de presentárselas de un modo divertido y creo que logro hacerlo. Me dirijo a ellos como a personas adultas y no como a niños. Los trato como adultos.

A causa de la edad de los cantantes, los viajes al extranjero, e incluso fuera de Sofía, se organizan con dificultad, pero a pesar de esto los pequeños intérpretes sí tienen participaciones. Hace pocos días visitaron Serbia con motivo del 24 de mayo, día de la educación y cultura eslavas.

En este preclaro día junto con la escuela secundaria Santos hermanos Cirilo y Metodio, de la ciudad de Tsaribrod, organizamos un concierto. Esto fue muy útil para nuestros niños. Conocimos a la comunidad búlgara de allí. En los últimos años los solistas del grupo participan en diferentes concursos en muchas ciudades búlgaras. Solemos ganar todos los primeros premios en los grupos de los más pequeños. Yo era una de las más grandes adversarias de los festivales pero cambié de opinión, como se dice solo los tontos no cambian. Para los niños estas participaciones son una valiosa experiencia ya que aprenden a luchar. Sin embargo, creo que los festivales tienen más sentido. Allí cada director puede darse cuenta dónde se encuentra con respecto a sus colegas. El podio festivalero trae más alegría a los niños, la atmósfera es mucho más favorable para su desarrollo. 

Versión en español por Hristina Taseva