Últimamente, las polémicas a favor o en contra de la adhesión de Bulgaria a la zona del euro se han acalorado, máxime tras haber declarado el primer ministro, Boyko Borisov, que no había por qué apresurarse y que la cotización fija de la moneda búlgara al euro resultaba lo suficientemente eficaz.
En el contexto de la expansión del populismo y el nacionalismo, sobre todo tras el referendo británico y la crisis de la deuda griega aún pendiente de resolver, los argumentos en contra del euro aparecen como más populares entre los países miembros de la UE que están todavía al margen de la zona euro.
Para Boris Petrov, funcionario de alto rango durante muchos años en el Banco Nacional de Bulgaria, quien se desempeña desde hace algún tiempo en el sector privado, no debemos dejarnos tentar por la coyuntura política actual. Bulgaria no sólo se ha comprometido a implementar el euro, al igual que todos los países miembros nuevos de la UE, sino que también tiene un interés económico por no dilatar el asunto.
Bulgaria debe acceder lo antes posible a ser país miembro de la eurozona. De una manera u otra estamos anclados al euro, pero en la actualidad recogemos básicamente los inconvenientes y todas las crisis financieras que se desatan en la zona del euro se transmiten a Bulgaria a través de la cotización monetaria. Al mismo tiempo, no podemos disfrutar de los beneficios y no participamos en las decisiones para definir la política monetaria. Existen, complementariamente, una serie de ventajas: la banca consigue una integración más plena y los bancos tienen acceso a financiación más barata por parte del Banco Central Europeo, de lo cual se pueden beneficiar al sector real, a los consumidores y a los inversores.
El Consejo de Control Monetario es un sistema monetario estable que, sin embargo, puede verse sometido a conmociones políticas.
Los currency boards son regímenes monetarios que, por su esencia, son característicos para el siglo XIX. Vivimos en el siglo XXI, en la época del dinero cibernético, destaca Boris Petrov. A estas alturas uno de los inconvenientes de peso que el consejo de control monetario tiene en Bulgaria es que el mismo obliga a este país a mantener reservas monetarias sumamente cuantiosas. Estas reservas se encuentran invertidas en instrumentos bajamente rentables, cuyos beneficios tienden al cero. Al mismo tiempo, una buena parte de los recursos que el Estado ha acumulado actualmente provienen de créditos cobrados por el Gobierno en los mercados internacionales y por los cuales se pagan tipos de interés que van de un 1 a un 2 %. Según los expertos financieros Bulgaria paga actualmente un “impuesto estabilidad.
¿Qué cambiará para una empresa búlgara, importadora de ventanería, por ejemplo, si mañana implementamos el euro?
Casi nada, si hay que ser precisos. Probablemente tal empresa tendría acceso a un crédito más barato para pequeñas y medianas empresas, puesto que los créditos otorgados en euro tienen tipos de interés inferiores a los concedidos en leva, moneda nacional búlgara. Si la empresa coloca su producción en mercados búlgaros cobra actualmente créditos en leva. Si vende en un mercado extranjero el crédito es en otra moneda, en euros o dólares, porque los pagos se efectúan en tales.
Según otros expertos, Bulgaria saldrá perdiendo de su acceso a la zona del euro porque deberá participar con cuotas en operaciones de rescate relacionadas con deudas ajenas. ¿Es esto cierto?
Ha de quedar claro que Bulgaria participa con una cuota de capital muy baja en el Mecanismo Europeo de Estabilidad, porque tiene un PIB muy bajo entre los países de la UE. Además, se trata de dinero que rinde renta, no es un dinero dejado ni olvidado. Bulgaria invierte actualmente en títulos de valores germanos de renta negativa de los tipos de interés, que son los más numerosos en nuestra reserva monetaria. Entonces, ¿por qué no invertir en títulos de valores de renta positiva de los tipos de interés a través de la cuota de capital que hacemos al Mecanismo Europeo de Estabilidad? Al mismo tiempo, emitimos instrumentos de la deuda con tipos de interés de 1,5 %, que el Gobierno deposita en el Banco Nacional de Bulgaria y no obtiene nada. El Banco Nacional, a su vez, invierte en instrumentos de la deuda generadores de una renta bajísima. Como resultado, el Banco Nacional de Bulgaria anuncia en el informe anual para 2015, que la renta neta de la gestión de las reservas monetarias internacionales resulta negativa, del orden de 8,54 millones de euros de déficit. Esto no ocurre por culpa del Banco Nacional, sino que viene siendo impuesto por el mecanismo del consejo de control monetario. En 2015, el Banco Nacional de Bulgaria aportó al Presupuesto únicamente 10 millones de euros, y en los buenos años, en 2009, por ejemplo, había aportado 200 millones de euros. Este resultado para 2015 resulta despreciable, incluso en comparación con un banco comercial de mediana magnitud. Si participáramos en el Mecanismo Europeo de Estabilidad, obtendríamos un tipo de interés del 2 y hasta del 3 %, o sea, registraríamos un resultado financiero positivo. Bulgaria, otorgando créditos a otros países, cuenta con garantías de que los mismos les serán restituidos y en esto compartimos el riesgo con los demás. En virtud del acceso a la eurozona, el dinero mantenido como reserva fiscal será liberado con vistas a inversiones públicas y se le podrá utilizar para elevar la productividad y la competitividad y así garantizar un crecimiento económico más sostenible, concluye el experto Boris Petrov.
Versión en español por Mijail Mijailov
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