Como siempre, no pude quedarme largo tiempo en casa antes de emprender nuevas aventuras. Mi sangre me induce a viajar y buscar sitios nuevos. Ahora me preparo para dar un paseo por España, más concretamente recorreré el Camino de Santiago, es lo que escribió en su blog en mayo Alena Sapundzhieva, miembro del capitalino Club del Viajero. En su relato que comparte con otros aficionados a los viajes por el mundo ella dice que su gran pasión son los viajes a América Latina, pero ahora ha decidido descansar y visitar países como Islandia, Noruega, Portugal, Francia y Andorra. Hasta finales de este año solamente recorreré Bulgaria y Europa y me deleitaré con bellezas naturales e históricas, se promete a sí misma Alena. Gracias a sus relatos y fotos es un frecuente visitante en el club especializado para personas que se han entregado a la pasión de viajar y descubrir al mundo mediante el contacto personal con él.
El Club del Viajero es un lugar atractivo para las personas que desean compartir su experiencia personal, contar de lugares poco conocidos, ayudar a otras personas que se preparan para emprender un viaje por tierras lejanas. No son pocos los visitantes del blog a que les gusta escuchar historias y evadirse al menos por una hora del aburrido día a día.
La idea de crear el Club del Viajero se gestó durante un largo viaje fuera de Bulgaria que realizó Margarita Angelova. Con la ayuda de amigos suyos hizo realidad su sueño. Alquilaron un pequeño recinto en el centro de Sofía y lo amueblaron. Para decorarlo utilizaron atlas geográficos, guías y literatura actual para viajeros. Un aspecto muy valioso de la labor del club es que, aparte de reuniones y presentaciones, se organizan cursos de primeros auxilios en accidentes de tráfico en la montaña o durante un viaje. Unas 300 personas ya han pasado los cursos. A juicio de Margarita Angelova, cada viaje a lugares desconocidos es una vivencia íntima que cambia el modo de uno de ver al mundo y le ayuda a conocerse a sí mismo.
Durante mis viajes por el mundo descubrí algo interesante para mí misma. Siempre me he considerado una persona de espíritu libre pero en realidad tengo muchos prejuicios. La persona que viaja se abre al mundo, prueba muchas cosas nuevas que ni siquiera sabía que existen. Cuando regresa a casa ve al mundo de un modo diferente y tiene nuevas ideas que desea realizar. En los tres años en que existe el Club del Viajero he notado que el interés por los viajes no deja de crecer. Cada uno busca retos nuevos, quiere abandonar la cajita de su casa y experimentar nuevas sensaciones y compartirlas con amigos y familiares. Nosotros solemos decir que el viaje termina cunado es compartido con los demás. Uno puede dedicar un solo día para viajar o el viaje puede durar meses y años. Cada uno entiende el viaje de un modo diferente. Es cada vez más difícil que uno escape de la red global o de los logros de la civilización mientras viaja. Ya es difícil encontrar lugares nuevos que nadie haya visto y fotografiado personalmente. Gracias a los teléfonos con Internet uno toma fotos y envía información sobre el lugar en que se encuentra. Los viajes solitarios no son tan populares. Hoy en día las personas se encaminan a una destinación para buscar contactos nuevos y para que tengan una comunicación con el mundo más amplia.
El viaje es parte de la naturaleza humana. La gente inventa unas maneras cada vez más interesantes para buscar aventuras. La humanidad desea conocer al mundo y, al mismo tiempo, cada uno desea mostrar a qué es capaz y hasta dónde llegan sus posibilidades. Conocimos a una joven investigadora, Antonia Hubancheva, que se dedica a estudios científicos de los murciélagos. Realizó varias expediciones a Panamá, Hawái y África. Allí Antonia vivió en junglas, entre los animales salvajes. Para nosotros Antonia es una trotamundos emblemática. Ella se encamina sola a los lugares que ha elegido. Allí conoce a la gente local, entra en cuevas y en lugares de difícil acceso habitados por los murciélagos. Ama la naturaleza, le fascinan las diferentes especies de serpientes, sapos, lagartos. Se ha liberado de todos sus miedos y prejuicios para entregarse por completo a la misión de ser investigadora. Las reuniones con tales personas nos inspiran mucho. En algunas ocasiones la reunión con una persona como Antonia abre el deseo de viajar en muchas personas que tienen miedo a los viajes y éstas se convierten en unos de los más abnegados y entusiasmados miembros nuestros.
Versión en español por Hristina Taseva
Foto: travellers-bg.com
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