En las creencias populares, la Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo, día 6 de agosto, es festividad que marca la frontera existente entre el verano y el otoño. Los cambios en las condiciones meteorológicas, tan importantes para los seres humanos, conciernen muy fuertemente el cultivo de la tierra y la crianza del ganado. La gente ha advertido que hacia el 6 de agosto la jornada se va reduciendo, las sierpes y los lagartos se esconden en sus madrigueras y las golondrinas alzan el vuelo rumbo al sur. Por esto, se suele decir que en Transfiguración el día sufre una inflexión dándole la espalda al verano y, la cara, al invierno.

En el folclore nacional existen creencias relacionadas con el sentido y la significación de esta festividad cristiana. Cabe recordar que la transfiguración se celebra durante los Ayunos de la Virgen, en vísperas de la celebración de la Dormición de la Virgen María, el 15 de agosto, que es una magna festividad cristiana. Según los testimonios del Evangelio Jesucristo llevó a tres de sus discípulos al Monte Tabor en Galilea. Allá se sumió en profunda oración y se transfiguró, “porque Su rostro brilló como el Sol y Su vestimenta se hizo blanca como la luz”.

El día de la Transfiguración rigen diferentes prohibiciones sobre los quehaceres y faenas, sobre todo sobre los quehaceres domésticos .Este día no hay que fregar ni lavar. Hasta el día de la Transfiguración no hay que probar zarzamoras ni uvas. La uva disfruta de gran respeto en la cultura tradicional búlgara, no sólo la fruta, sino también la vid. Ésta aparece recreada en los bordados y también se ve en los tallados en madera de los iconostasios. El vino, junto con el pan, son considerados las cosas más limpias.

Según las leyendas, la zarzamora es una creación del Diablo, pese a que lleva siglos como fruta en la mesa del búlgaro. Hasta hoy en día se hacen dulces, zumos y otros productos a base de esta útil fruta. Hay que decir que en la medicina popular tradicional se utilizan no sólo las frutas, frescas o secas, sino también las hojas. Según la leyenda, narrada por el destacado etnógrafo búlgaro Dimitar Marinov, el diablo creó la zarzamora en oposición a la uva que había creado Dios. El Diablo hace que las zarzamoras maduren más temprano que las uvas y así tienta a los humanos a que coman aquéllas y que así, sean de su lado. Por esto, “nadie debe comerse zarzamoras antes de haber catado uvas”.

De madrugada el día de la Transfiguración son llevados a la iglesia los primeros racimos de uvas maduras. Al término de la misma tras haber sido santificadas las uvas, las mujeres las reparten entre sus familiares y sus vecinos. En algunas regiones de Bulgaria también son llevadas al templo zarzamoras, sandías, manzanas, peras entre otras frutas.

Con la consagración de las frutas se suprime la prohibición de comer zarzamoras. Según un grupo de búlgaros étnicos en la región de Razgrad, en Transfiguración está prohibido comer uvas rojas y sandía roja. La gente estima que así el ser humano se protegerá contra desagradables cicatrices en la cara.

La Naturaleza se transforma el 6 de agosto y esto es una posibilidad de que los seres humanos también se transformen o, al menos, intenten cambiar. Existe la creencia de que en el cielo aparece la Verja de Dios que se abre y entonces aparece en persona Dios para cumplir los deseos de los justos. Sólo los justos son capaces de divisar la Puerta de Dios y rogarle a Dios por lo que necesitan.

Versión en español por Mijail Mijailov