El pasado miércoles comenzó la misión regular a Bulgaria del Fondo Monetario Internacional cuyos expertos deberán pasar revista al estado actual del sector económico búlgaro. Todo parece indicar que las autoridades búlgaras depararán a los expertos internacionales, y no sin un merecido orgullo, bastantes sorpresas agradables y buenas nuevas. Es que no sólo el primer ministro Boyko Borisov sino incluso sus adversarios políticos y los expertos independientes coinciden en opinar que la economía búlgara nunca antes había tenido tan buena forma como la que ahora tiene.

Los expertos washingtonianos del FMI, presididos por Reza Baqir llegan a Bulgaria en un momento óptimo, justo después de haber concluido las pruebas de resistencia bancaria a las que han sido sometidos los bancos en Bulgaria. Numerosas personas, impactadas por la crisis recientemente disipada relacionada con el Banco Comercial Corporativo, dizque próspero y,de golpe, quebrado hace dos años, e influenciadas por muy diversos rumores de problemas latentes en otros importantes bancos en Bulgaria, esperaban con cierta preocupación los resultados de estas pruebas. Los temores han resultado vanos y todas las inspecciones han puesto de manifiesto que los bancos en el país son estables, sanos e incluso están prosperando a pesar de los tipos de interés casi nulos. Cuatrocientos sesenta millones de euros en concepto de beneficios en siete meses es un logro más que bueno para las entidades financieras. Este hecho no puede pasar inadvertido para los expertos del FMI quienes son personas especialmente sensibles frente al tema de las finanzas en lo tocante a Bulgaria ya que no se han olvidado todavía cómo, a mediados de los 80 del siglo pasado, el Fondo había tenido que rescatar, con medidas extraordinarias y urgentes, las finanzas de Bulgaria que se habían desplomado por un desastre bancario masivo e inaudito. Actualmente todo está en orden y no sólo en el sector financiero privado. Las finanzas públicas también se comportan brillantemente y a las arcas del Estado llega a parar más y más dinero hasta el punto de que ahora incluso hay un excedente. Y es que ésta también es una noticia que acariciará los oídos de la gente del FMI.

Las noticias económicas color de rosa están siendo complementadas por más hechos y números que, aun no siendo desconocidos en Bulgaria, en la realidad efectiva aparecían hasta no hace mucho, prácticamente como utópicos e ilusorios. Se trata, ante todo, del crecimiento, impresionante para los estándares europeos, del PIB, de un 3%, y del paro, de un 7%, porcentaje bajísimo desde hace décadas.

Las autoridades búlgaras no omitirán jactarse tampoco de su reserva fiscal de más de 6 mil millones de euros, colosal para este país. Señalarán asimismo el inaudito boom en 2016 del turismo internacional. Según algunos datos el número de los turistas extranjeros en Bulgaria ha ascendido a 10 millones.

Con todo, despiertan ciertas preocupaciones, sobre el telón de fondo de este hermoso cuadro económico, la inflación, o más bien, la deflación y la deuda externa que no deja de crecer. Sin embargo, la inflación negativa ya no es tan virulenta, mientras que la deuda dista aún mucho de los niveles alarmantes que se registran en otros países europeos y ante los cuales, obviamente nadie se preocupa especialmente.

No obstante, no hay que dejarse llevar por la impresión de que en Bulgaria se viva un idilio económico y que todo le vaya de perilla. El problema esencial -que es tanto económico como social- persiste y es la pobreza. Bulgaria sigue siendo el país más pobre de Europa con la población más pobre. Éste, empero, no es un problema que se pueda resolver en un par de años, ni en uno o dos decenios y el FMI se encuentra en la posición de estar enterado de esta verdad mejor que cualquier otra institución. Por esto al Fondo Monetario Internacional le importa más comprobar que Bulgaria está encarrilada por el camino largo pero correcto. De momento, no cabe duda de que va bien encauzada.