El santo permanece en la historia, asimismo, por su intransigencia con las herejías y el paganismo; no obstante, en algunas tradiciones nacionales su imagen presenta rasgos de deidades precristianas. En la tradición folklórica y las leyendas búlgaras el santo tiene muchas caras: desde la de un joven gallardo de fuerza física extraordinaria a la de un anciano de luenga barba blanca. Se considera que es patrono de los pescadores, los marineros, el hogar, la familia y la estirpe, los mercaderes y los presos. También le veneran como protector los cazadores, los banqueros, los toneleros y los cerveceros.
Independientemente de la edad que le atribuye la noción popular, en los cuentos de hadas y la mitología el santo está dotado de grandes alas de oro que le permiten sobrevolar los mares y los océanos. El anciano San Nicolás trae la primera nieve, sacudiendo su larga barba blanca de la que empiezan a caer copos de nieve. De allí el dicho que reza “hoy es su día y mañana, el de la nieve”.
Según la mitología cristiana popular, cuando Dios repartía el cielo y la tierra a San Nicolás le tocaron los mares, los ríos, los lagos y todo lo que vive en el agua. Se considera que es el señor de los vientos del mar y las borrascas, y que la carpa es su sirviente, por eso este pez siempre está presente no sólo en los cuentos de hadas, sino también en la mesa festiva por Nikulden.
Abundan las leyendas dedicadas a los milagros del santo, que salva a humanos en alta mar. El etnógrafo búlgaro Dimítar Marinov ha registrado varias historias que los narradores afirmaban que eran reales. Una de ellas versa de un hombre y una mujer que salieron en lancha rumbo al Monte Athos. Dios decidió enviarles una señal e hizo que el mar Negro se congelara. Ellos comenzaron a rezar y prometieron hacer una iglesia de incienso y un barril de cera. Dios descongeló el mar y ellos continuaron navegando. El hombre, empero, decidió no cumplir su voto, la lancha se hizo trizas y el hombre murió. San Nicolás, que acudió a ayudar, salvó sólo a la mujer.
En Nikulden se hacen adivinaciones de cómo será el tiempo el año que se avecina. También se prepara comida ritual: pan y ribnik. En algunas zonas las amas de casa amasaban un par de panes rituales y preparaban carpa rellena con bulgur (alimento elaborado a partir del trigo) o arroz. La comida se llevaba a la iglesia para ser incensado por el cura y luego se celebraba una misa colectiva o un sacrificio colectivo, llamado "iglesia del pez".
Si por alguna razón no se puede asegurar una carpa para el Día de San Nicolás, hay que tratar de conseguir, al menos, un pescado con escamas –es lo que dictamina la costumbre popular. Si las escamas de la carpa se caen en el piso o en el suelo hay que recogerlas para que no las pise nadie ni siquiera accidentalmente, porque se cree que son sagradas y, pisándolas, puede sobrevenir alguna desgracia. Dicen, además, que en el Día de San Nicolás hay que escarbarse los dientes con un hueso del pescado, lo cual es una especie de rito para que haya salud. Los huesos de la carpa no se tiran a la basura sino se queman y se entierran en la tierra o se dejan flotar en un río –reza la creencia que de esta manera se multiplican la fertilidad y la prosperidad– , se conserva únicamente la llamada crucesita, el hueso con forma de cruz de la cabeza de la carpa. A aquella se atribuía el poder de proteger contra el mal de ojo, por eso las madres solían coser el hueso en la gorra de sus hijos.
Hay varias recetas para cocinar la carpa; la más común, quizás, sea el ribnik: carpa, o cualquier pescado, envuelta en masa, preparada con levadura, y decorada. Al manjar se le da la forma redonda de un pan ritual o la de un pez. En la mesa se ponen, asimismo, maíz hervido, trigo, sarmí (hojas de repollo o de vid rellenas), pimientos, judías.
Desde tiempos inmemoriales el Día de San Nicolás es una celebración tradicional de la familia o de la comunidad. En muchas familias se le honra como protector, incluso si en la casa no hay nadie que lleve el nombre del santo. Porque en Bulgaria en Nikulden o Día de San Nicolás celebran su onomástica todas las personas que llevan los nombres de Nikola, Nikolay, Nikolina y sus derivados.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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