En una verdadera competición con muchos participantes y un público entusiasmado se transformó la quinta edición del festival de bailes y canciones folclóricas “Canta una Avecilla”. Es uno de los pocos concursos folclóricos que se desarrollan en Sofía. Los participantes superaron dos veces los del año pasado y la sala del Instituto Municipal Cultural de Krasno Selo apenas daba cabida a todos los pretendientes de recibir premios, medallas y becas. El festival lleva el nombre de una canción del repertorio de la gran cantante folclórica Nadka Karadzhova que abandonó este mundo hace 5 años. La idea de instituir una beca para intérpretes jóvenes pertenece a su hija, Svetla Karadzhova, organizadora del concurso y profesora en la Universidad de Sofía “San Clemente de Ojrid”.

“Conjuntos de canto folclórico” de la ciudad de Kavarna recibieron el gran premio del concurso. Con una estatuilla de oro fue condecorado el grupo folclórico “Zdravets”!, de la aldea de Kapitanovtsi, del municipio de Vidin. El mismo premio y becas fueron concedidos a algunos niños de diferentes ciudades del país. Diana Chausheva, de la Escuela Musical Nacional “Liubomir Pipkov”, de Sofía recibió el gran premio en metálico y una estatuilla de oro.

“Conservemos el oro de Bulgaria, como suelen denominar nuestro folclore”, dice Svetla Karadzhova. Detrás de cada canción excelentemente interpretada ella ve la gran labor de sus colegas, los pedagogos vocales y los profesores.

Aquí es el lugar de decir: “Felicitaciones, colegas. Uds. han realizado un enorme trabajo, Uds. son las personas que preparan a estos talentos”. Los profesores tienen un nivel muy alto y de todo corazón transmiten sus conocimientos y habilidades a quienes dan sus primeros pasos en el canto folclórico. La elección de los vencedores en las diferentes categorías del concurso era muy difícil porque hubo participantes de dones artísticos iguales. El folclore búlgaro es un fenómeno sumamente interesante. Los geniales intérpretes búlgaros han creado obras que conmueven a personas del mundo entero. Si uno se aficiona al folclore búlgaro una vez, ya no puede escapar de esta pasión. Por ejemplo, en Australia, en la academia musical de Sídney, los universitarios cantan la canción “Sevdalino mome”. En Francia, Inglaterra y EEUU se organizan festivales de los clubes de bailes búlgaros. Los participantes son nativos del respectivo país que estudian las rondas típicas búlgaras con gran entusiasmo. Hay algo genial en el folclore búlgaro que une a las personas y nuestra misión es conservarlo y difundirlo.

Svetla Karadzhova señala que el interés hacia el folclore ha resucitado en Sofía y en las grandes ciudades. Incluso en los clubes donde se reúnen personas jóvenes suena música folclórica y se bailan diferentes rondas típicas. Hay lugares especiales en que se organizan competiciones de bailes y canto, dice Svetla Karadzhova y retoma el tema del festival “Canta una Avecilla”.

En el festival de este año participan instrumentos, orquestas, formaciones de baile y todas las formas posibles de expresión del folclore búlgaro. Estuvieron con nosotros muchos talentos jóvenes y ambiciosos de todos los rincones de Bulgaria: Smolian, Madan, Silistra, Varna, Ruse, Vidin, Plovdiv, etc. Sofía fue representada por los talentosos pupilos de varias escuelas. Festivales como el nuestro sirven de trampolín para los jóvenes y son un estímulo para su desarrollo. Nací en una familia de músicos donde ví cómo se creó toda la generación de cantantes a la cual pertenecía mi madre y otras grandes intérpretes como: Valia Balkanska, Kalinka Valcheva, Kalinka Zgurova, Kremena Stancheva, Olga Borisova. Todas ellas presentaron el folclore búlgaro en los podios mundiales. Como testigo de este auge puedo decir que el folclore búlgaro tiene un nivel mundial y los grandes intérpretes pueden competir en prestigio y fama con los nombres mundiales del canto operístico. Deben ser difundidos los éxitos de los cantantes folclóricos, de los músicos, de los coros, ya que todo esto insufla una esperanza en nuestros colegas jóvenes de continuar la obra de nuestros ancestros.

Versión en español por Hristina Taseva