El 10 de febrero de 1947 Bulgaria firmaba en París un Tratado de Paz con los vencedores de la coalición antihitleriana que ponía fin a la participación de este país en la Guerra Mundial. El documento fue resultado de la Conferencia de Paz en la capital francesa en el verano de 1946 en la cual más de una veintena de países decidieron los destinos de los antiguos satélites del Tercer Reich. Las historiadoras Prof. Evguenia Kalinova y Ptof. Iskra Baeva evocan y analizan a continuación para Radio Bulgaria algunos importantes acontecimientos históricos.

¿Consiguió Bulgaria lograr sus objetivos históricos por medio de su incorporación a la II Guerra Mundial?

En un comienzo nos parece que sí los hemos logrado, dice Evguenia Kalinova. Cuando Bulgaria se convirtió en país aliado de Alemania el 1 de marzo de 1941, el “premio” que obtuvo fue que el país tuvo autorización de irrumpir con sus tropas y su administración en la región de Tracia Occidental y en la Macedonia del Vardar. En los ojos de la sociedad búlgara de aquel entonces, aquello aparecía como la culminación de la unificación nacional. Sin embargo, se quedó en la sombra de esa euforia el hecho de que las citadas tierras habían sido concedidas para ser gobernadas y protegidas hasta el final de la guerra, y no porque Bulgaria mantuviera respecto a las mismas pretensiones étnicas e históricas justas. Desde el punto de vista del ideal nacional -la unificación- parece que habíamos salido ganando. También salíamos ganando en otra cosa y es que Bulgaria como aliado de Alemania no intervino en hostilidades contra otros países. Es que entró en los territorios de Grecia y de Yugoslavia cuando esos dos países ya habían capitulado. Al término de la guerra, empero, la situación se volvió similar a la situación posterior a la I Guerra Mundial: Bulgaria estaba una vez más en el bando de los vencidos y cargaría con todas las consecuencias políticas, ideológicas y económicas que de aquel hecho se derivaban.

Según Iskra Baeva, no cabe hablar de un tercer desastre nacional: Bulgaria es el único país de la coalición perdedora que no sólo que no perdió territorios sino que se expandió, gracias a los Acuerdos de Craiova -del 7 de septiembre de 1940- incorporando la región meridional de Dobrudzha. Hay países que, habiendo participado en el bando de la coalición vencedora, vieron reducidos sus territorios. Bulgaria, colocada en la esfera de influencia soviética, tuvo en la Conferencia de Paz de París a sus defensores en la persona del gran triunfador. Bulgaria no estaba aislada, sino que contaba con el apoyo de Polonia y Checoslovaquia y aquello tuvo una repercusión relativamente favorable en las negociaciones.

Bulgaria recibió también respaldo de Yugoslavia pero tuvo que pagar un alto precio por el mismo al verse forzada a consentir una “autonomía cultural” de la población de la región del Monte Pirin.

El verano de 1946 resultaría crucial para la diplomacia búlgara pero también coincidiría con la existencia de problemas políticos internos en el país.

Evguenia Kalinova evoca aquellos acontecimientos: A mediados de 1946 se inició una persecución intensa de la oposición. Se estaban preparando elecciones a una Magna Asamblea Nacional que se encargaría de forjar la Constitución de la nueva república. No obstante ello, Bulgaria consiguió enviar a la Conferencia de París a representantes de los cinco partidos gobernantes del Frente de la Patria para defender la causa nacional. La situación estaba muy complicada, ya que desde el término de la guerra, los griegos habían comenzado a reclamar casi una décima parte del territorio de Bulgaria. Esgrimían el argumento de que Bulgaria había atacado tres veces a Grecia como un país agresor. La delegación búlgara consiguió refutar con sólidos argumentos las peticiones de una modificación de la frontera y de reparaciones del orden de 150 millones de dólares. En última instancia Bulgaria tuvo que pagar a Grecia 45 millones de dólares y otros 25 millones a Yugoslavia y lo hizo en forma de productos agropecuarios y productos de la industria transformadora de este país. Fue precisado que el pago por los daños causados por Bulgaria sólo sería parcial puesto que ésta había combatido a Alemania desde el otoño de 1944 hasta mayo de 1945.

Pese a habérsele acusado de ocupar territorios extranjeros, al término de la guerra, Bulgaria contó también con actuaciones de las fuerzas opositoras que le concedieron ventajas en el transcurso de las negociaciones.

Iskra Baeva las resume diciendo: A finales de la guerra, el movimiento guerrillero búlgaro -tan contestado hoy en día- se transformó en un argumento de peso para la delegación búlgara. El otro factor positivo fue la participación de las tropas búlgaras, en la etapa final de la contienda, en el bando de la coalición antihitleriana. Esa participación fue otro argumento fuerte.

Versión en español por Mijail Mijailov