Es poco probable que haya otro museo de Historia ubicado en un edificio antiguo que había servido durante décadas como Baños Minerales Centrales para cientos de habitantes y visitantes de una gran ciudad. Actualmente de los antiguos baños sólo quedan dos fuentes de agua mineral termal en los laterales de la fachada fronta . Al cruzar el umbral del edificio reformado se entra en otro mundo, en el que el agua curativa ha dejado paso a objetos de la Historia, el arte y las costumbres relacionados con distintos períodos de la vida en nuestra ciudad. La idea de crear un museo de Historia en Sofía es antigua: en 1928 lo propuso el entonces alcalde, Vladimir Vazov. Al principio combinaba las funciones de museo de la ciudad, de biblioteca y de archivo, y gracias al esfuerzo del alcalde se convirtió en uno de los primeros museos activos de la capital. Por desgracia, el edificio construido como archivo duró poco tiempo: desde su inauguración, el 1 de diciembre de 1941, hasta primavera de 1944, cuando quedó totalmente destruido por los bombardeos sobre Sofía en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de ello, en los primeros años tras su apertura "el Museo de Sofía se considera un importante acervo cultural para los habitantes de la capital", publicó con ocasión de la apertura del museo el periódico "Utro". La colección del museo, recopilada por varias generaciones de arqueólogos, etnógrafos, numismáticos e historiadores, reúne en la actualidad más de 120.000 objetos culturales. Entre ellos se incluyen monedas, joyas, armas antiguas, ropa, decoraciones y medallas, pertenecientes al príncipe Alexander I, el zar Fernando, Stefan Stambolov y otras personalidades célebres de la Historia. Los objetos expuestos más antiguos datan de la Edad de Piedra, y fueron descubiertos durante las excavaciones arqueológicas del asentamiento neolítico en el barrio de Slatina.
La posibilidad de ver tantos y tan variados objetos de la Historia de la ciudad más importante de Bulgaria, expuestos en un museo con equipamiento moderno atrae a cientos de visitantes del país y del extranjero. Los niños de la capital, sin embargo, tienen los mayores privilegios. Este es uno de los pocos museos búlgaros que ofrece la posibilidad de una estancia de una jornada entera y que imparte clases a los escolares. Los especialistas del museo organizan sesiones temáticas especialmente para ellos. La última, que tuvo lugar durante las vacaciones de invierno, se titulaba "Cuento de Invierno en el Museo". Nos habla de ella Erina Krasteva, coordinadora de los programas infantiles.
Según Erina Krasteva, cada niño tiene distintos intereses. A unos les gustan la arqueología, la historia y las costumbres de la antigua ciudad, y prefieren la sala llamada "El legado de la Antigüedad". Otros se decantan por la exposición "La fuerza del espíritu", y el resto toca con curiosidad la brillante carroza real expuesta en el museo. Lo que más emociona a los niños es un antiguo tranvía de más de 100 años expuesto en "La calle de Sofía". El clima frío en el exterior llevó a los organizadores de "Cuento de Invierno en el Museo" a centrar las actividades con niños principalmente en las salas y los talleres. El programa educativo es obra de los especialistas del museo, que han puesto gran atención en los intereses del público infantil.
Esto dice Erina Krasteva: Los especialistas en museos son personas de mente muy abierta. Tienen grandes conocimientos, a pesar de que gran parte de ellos están centrados en un campo científico muy concreto. Los niños siempre pueden aprender algo nuevo de ellos. La época de las vacaciones es sólo un aspecto de nuestro trabajo enfocado a los niños. También hay un gran interés por los talleres de Pascua y Navidad, y ahora estamos preparando el programa para el 1 de marzo, el día de la martenitsa y la primavera.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: sofiahistorymuseum.bg y archivo
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