A los monasterios ubicados en el Parque Nacional de los Balcanes Centrales, en el corazón de Bulgaria, no se llega por caminos anchos. Por lo general, hasta ellos conduce la casualidad, la curiosidad, un rápido vistazo al hermoso paisaje o la invitación de algún amigo. Al desviarse de la carretera, el viajero se topa con un estrecho camino montañoso que conduce a otros mundos.
Uno de ellos es la ruta atractiva que recorre algunas de las zonas más bellas del norte de Bulgaria. Se extiende entre el mar de colinas y bosques encerrado entre la parte septentrional más baja y la zona de alta montaña de la Cordillera Balcánica, bordeando el Parque Nacional de los Balcanes Centrales. Destino principal de esta ruta son los siete monasterios que alberga la montaña: el de Glózhene, el de Troyán, el de Novo Selo, los dos monasterios de la aldea de Batóshevo, el Sokolski y el de Dryánovo.
El comienzo verdadero del periplo en el tiempo se produce en la ciudad de Yáblanitsa, famosa por el lokum, o delicia, y el halvá que allí se hacen. Desde Yáblanitsa parte el camino a la aldea de Malak Ízvor donde está la desviación hacia el monasterio de Glózhene, situado en la parte norte de la Cordillera de los Balcanes.
Dice la leyenda que el claustro fue construido en el siglo XIII por el príncipe ucraniano Gueorgui Glozh con la aprobación del zar búlgaro Iván Asén II. En esta morada más de una vez encontró refugio el héroe nacional Vasil Levski, y después de la Liberación de Bulgaria de la dominación otomana (1878) en el monasterio fue exiliado Vasil Drumev, destacado hombre de letras búlgaro. Al monasterio de Glózhene se puede llegar en coche y a pie. La escalada por el sendero es bastante ardua. El cenobio se yergue sobre una roca. En el interior se puede ver sólo una abertura que conduce hacia abajo, donde está la senda al escondite de Levski. Una mirada a los acantilados de enfrente hace que el visitante experimente la sensación de que está flotando en el aire.
El siguiente monasterio en esta ruta es el de Novo Selo. Es el primero construido en la época del Renacimiento Nacional Búlgaro (siglos XVIII a XIX), mientras que la construcción de la mayoría del resto de los conventos se remonta a épocas anteriores a aquel período.
El monasterio de Novo Selo se localiza en uno de los barrios de la ciudad de Apriltsi y lo mandaron construir en el siglo XIX los notables de la villa. Las hijas de algunos de ellos formaron parte de las primeras monjas en este convento. La historia de esta morada es breve pero, en cambio, una de las más tristes. El monasterio estuvo en el centro de los combates librados durante el Levantamiento de Abril de 1876 contra el yugo otomano. Hoy en día el monasterio de Novo Selo semeja un rincón del paraíso por su patio sumido en verdor, la fuente y las cuatro píceas que parecen haber crecido desde los muros de la iglesia y que atribuyen un carácter inconfundible de la vista en su conjunto.
En el extrarradio de la ciudad de Apriltsi el camino se vuelve nuevamente ascendente. En lo alto, a unos 10 kilómetros, en el regazo de la montaña se encuentra el monasterio de varones de Batóshevo.
Fue fundado en el siglo XIII por el Patriarca búlgaro durante el reinado del zar Miguel II Asén (1246–1256). En la época del Renacimiento Nacional en este claustro se creó una de las primeras escuelas monásticas laicas en las que estudiaron el padre Matey Preobrazhenski, que fue correligionario de Vasil Levski, y Bacho Kiro Petrov, maestro, hombre de letras y revolucionario que tomó parte activa en el Levantamiento de Abril. También hay un claustro femenino de Batóshevo, sito en la homónima aldea y próximo a la carretera.
En la recta final del trayecto se llega al monasterio Sokolski. Se encuentra a 15 kilómetros al sureste de la ciudad de Gábrovo, en lo alto sobre la reserva arquitectónica Étara, en la zona llamada Sokólova Peshterá (La Cueva del Halcón). La ubicación del monasterio, como también su fundador y primer superior, el archimandrita Yosif Sokolski, han dado nombre a este refugio.
En el centro del hermoso patio del convento, en primer plano se sitúa la fuente medio redonda, única en su género, con 8 caños con forma de halcones (la palabra “sokolski” en búlgaro deriva de “sokol”, en español, halcón), edificada por el constructor artesano autodidacta Kolyo Fícheto. Se pueden ver muchas monedas tiradas a la fuente por los visitantes con deseos de volver allá un día. Desde el punto de vista arquitectónico y constructivo el monasterio Sokolski difiere del resto de conventos por el hecho de que en el centro de su patio en vez de una iglesia se sitúa esa fuente de los halcones.
La propia iglesia se encuentra en un terreno un tanto inferior al plano del monasterio. Tiene frescos exteriores e interiores muy interesantes pintados hace un siglo y medio por artistas locales del pueblo de Shipka. Existen datos de que en aquel lugar, ya en la época del Segundo Reino Búlgaro (1185–1396), había existido un monasterio rupestre, así que no fue fruto de la casualidad la construcción allá de otro, nuevo.
Versión en español por Daniela Radíchkova y Mijaíl Mijailov
Fotos: BGNES, Wikipedia, opoznai.bg, bulgariatravel.org, apriltsi.net
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