Este domingo, 22 de octubre, concluye en Sofía el Salón del Automóvil más grande celebrado en la capital desde hace 25 años. En 2017, en torno a 40 marcas mundiales exhibieron más de 300 automóviles con decenas de novedades tecnológicas. Por primera vez los visitantes tuvieron la oportunidad de poner a prueba parte de los autos expuestos, y el interés por el Salón fue sumamente alto. Pero algunos acontecimientos en los días de su celebración llevaron a los búlgaros a serias reflexiones acerca del mercado del automóvil en este país.
A primera vista, por la venta de autos nuevos en los primeros 8 meses del año el mercado del automóvil en Bulgaria está entre los más prósperos de Europa con un crecimiento del 18.1% y muy buenas perspectivas para finales de año, y esto sobre el telón de fondo de una caída promedio en la UE de un 2%. Sin embargo, los datos habrían sido realmente impresionantes si este crecimiento de un 18.1% no se expresara en tan sólo 2.542 coches y si el número global de los autos nuevos vendidos no alcanzara solamente los 18.709. Esto no se debe a la falta de interés por los coches nuevos, sino a la baja capacidad adquisitiva, porque los precios de los coches masivos expuestos en el Salón de Sofía oscilaban entre los 12.469 y los 23.665 euros que son difíciles de lograr para el ciudadano búlgaro.
Durante la celebración del Salón de Sofía, de Rumanía ha llegadola noticia de que ahí se está aplicando un programa ecológico para fomentar la renovación del parque automotor. A los rumanos que desean cambiar su automóvil de más de 8 años por otro nuevo las autoridades conceden 1.400 euros, a los que adquieran un electromóvil la suma concedida sería de 10.000 euros y a quienes opten por el híbrido, 1.000 euros adicionales.
Si en un país vecino de realidades económicas y sociales similares a las búlgaras se aplica una tal política, ésta sería posible también en Bulgaria. Pero en este país las ideas al respecto son bien diferentes. En abril por decreto del Gobierno las ecotasas para autos nuevos bajaron en un 5%, para electromóbiles, en un 30%, subiendo a la vez las destinadas a los coches viejos. En junio el ministro de Medio Ambiente, Neno Dimov, propuso medidas que hicieran poco rentables las importaciones de coches viejos y que, además, fueran orientadas no a los consumidores, sino a los vendedores de tales autos. A juzgar por los resultados de dichas medidas e ideas no se ha llegado a un cambio sustancial en el mercado del automóvil y el uso de coches nuevos sigue siendo muy restringido. Los hechos son indicativos de que se echa en falta una política más eficiente al respecto.Versión al español por María Páchkova
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