El Gobierno ha aprobado el proyecto del Ministerio de Hacienda del Presupuesto Público del país para 2018.Ahora toca el turno al Parlamento que deberá sancionarlo y aprobar la respectiva ley fiscal. No cabe esperar sorpresas ya que la coalición gobernante entre el partido GERB y la coalición de los nacionalistas disfruta de una mayoría en el Parlamento que suele aprobar sin cambios ni objeciones especiales todo lo que propone su Gobierno. Por lo que hace al presupuesto alternativo de la izquierda que ésta ha calificado orgullosa de social y justo, las oportunidades para que este presupuesto alternativo cobre la fuerza de acta legal resultan prácticamente nulas.
En realidad también el Presupuesto 2018 del Ejecutivo pretende ser más social en comparación con todo lo que se ha hecho hasta ahora, No por casualidad, los autores de los cálculos de las cuentas del Estado no se cansan de resaltar los cuatro acentos en el Presupuesto 2018, a saber: la Educación, la Defensa y la Seguridad, la esfera social y la Sanidad, a las cuales se asignan recursos superiores en 1600 millones de euros a la cuantía otorgada este año. El aumento no es despreciable habida cuenta de que se espera que el monto de los gastos públicos ascienda a 20 mil millones de euros. Esto es posible gracias a la buena forma en que se encuentra –y muy probablemente se mantenga así en 2018– la economía búlgara que va registrando el más que plausible crecimiento del 4 %.
Se prevé que los sueldos de los profesores de la educación media crezcan un 15 %, también habrá más dinero para el ejército y la policía, la Sanidad figura asimismo entre los ámbitos preferidos para la financiación y será apuntalada con unos 300 millones de euros. Las pensiones marcarán un incremento de 3,8 %, el salario mínimo interprofesional sube también llegando a ser de 260 euros. Todo esto se produce sin cambiar el impuesto plano, de un 10 % para todas las esferas, sin pedir nuevos empréstitos en los mercados internacionales y sin incrementar el déficit presupuestario que, por plan, debe ser de apenas un 1 % del PIB.
Las tentaciones de que el Estado reparte el grueso del PIB en gastos públicos por medio del Presupuesto no se han hecho realidad y esto ha dejado en los bolsillos de los ciudadanos y en las cajas de los empresarios recursos financieros más cuantiosos para el consumo y la inversión. En unos tiempos más duros y pasados el ex ministro de Finanzas, Simeón Diankov, llegó a decir que el Presupuesto Público era “una pizza de muy pocos ingredientes”. Actualmente, el viceprimer ministro, Valeri Simeonov, ya está comparando el Presupuesto con una “pizza Calzone rica en ingredientes”.
Hasta aquí bien pero no todo el mundo está contento. Concretamente los sindicatos que, últimamente y a la luz de los buenos indicadores económicos, tratan de obtener un mayor trozo del pastel y recientemente hasta han organizado protestas multitudinarias ante la sede del Consejo de Ministros, en Sofía, reclamando sueldos más elevados. De hecho, el problema relacionado con la retribución del trabajo se va agudizando cada vez más abarcando un número cada vez mayor de sectores y así incluso los efectivos militares y los policías se muestran indignados y reclaman más dinero. Sin embargo, según una serie de expertos y observadores económicos, la economía búlgara casi ha llegado al límite de sus capacidades para crecer y puede sufrir un recalentamiento, de manera que no hay de dónde obtener más dinero, a no ser que se opte por empréstitos estatales. Esto, empero, no se prevé, y nadie recomienda tales actuaciones sobre el telón de fondo de las expectativas crecientes de que Bulgaria sea admitida, por fin, a la “antesala” de la Eurozona en la que se prepare con detalles para la adopción del euro. Sumarse al mecanismo monetario de cambio ERM2 implica determinadas restricciones en la política financiera del Estado, sobre todo en lo tocante al déficit presupuestario. Se considera que la próxima presidencia búlgara del Consejo de la UE, en el primer semestre de 2018, generará un fuerte impulso político a favor de las aspiraciones de las autoridades búlgaras de acceder a la Eurozona.
Sobre el telón de fondo de este cuadro financiero bastante positivo, transcurre, un tanto desapercibidamente, un proceso de descenso en picado de las inversiones extranjeras directas en Bulgaria. Es que estas inversiones son uno de los motores básicos del mecanismo de reducción del paro y de aumento del PIB ya que la empresa nacional se encuentra todavía débilmente capitalizada y le cuesta conseguir recursos para elevar la eficiencia de las diferentes industrias y sectores. A lo anterior se suma asimismo el déficit cada vez más importante de mano de obra de calidad. Según algunos empresarios, este déficit es la traba esencial ante la expansión de sus respectivas empresas. El desempleo en el país se aproxima al mínimo sanitario y es de un 6% aproximadamente. No obstante, no cabe esperar que de las filas de los parados puedan emerger nuevos funcionarios y trabajadores competentes puesto que los desempleados son únicamente personas sin ninguna clase de habilidades ni cualificación. Las que sí las tienen, desde un buen rato ya están contratadas en Bulgaria o bien se han ido a trabajar al extranjero.
Resumiendo, se puede sacar la conclusión de que el Presupuesto 2018 ha sido acertadamente enfocado a la solución de problemas nacionales realmente importantes. Ojalá en el transcurso de su cumplimiento no se produzcan sorpresas inesperadas e indeseables en los mercados internacionales y el mercado laboral nacional se consolide al nivel superior indispensable para el desarrollo de las industrias tecnológicas modernas.
Versión en español por Mijail Mijailov
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