A todos nos gusta escuchar el canto de los pájaros. Sus trinos alegran el oído, mejoran el estado de ánimo. Pero ahora, cuando la nieve cubre la tierra por estas latitudes, solemos preguntarnos cómo logran sobrevivir estas pequeñas criaturas plumíferas, cómo consiguen encontrar comida. Porque las aves también pasan frío. Por esto desde la Sociedad Búlgara de Protección de las Aves llaman a los amantes de la naturaleza a que pongan semillas crudas en los comederos para ayudar así a los pájaros cantores salvajes en su búsqueda de comida en los días de invierno. Cada minuto irán llegando a estos comederos representantes muy diversos del mundo de los plumíferos: carboneros, trepadores azules, petirrojos, jilgueros, pinzones, verderones, gorriones y otras especies. Además de ayudar, esta es una peculiar posibilidad de establecer contacto con la naturaleza, lo cual es otro de los objetivos de la campaña “Una semilla de amor”.
La iniciativa nació hace nueve años, cuenta Mariana Valcheva, de la Sociedad Búlgara de Protección de las Aves, cuando nos propusimos llamar la atención de la gente de las grandes ciudades y de los poblados más pequeños sobre las formas de ayudar a las aves cantoras que se quedan a pasar el invierno con nosotros. Sobre todo en los días con abundantes nevadas cuando a los pájaros les resulta difícil encontrar la comida necesaria. En verano ellos suelen alimentarse de insectos, pero en invierno necesitan comer semillas con mayor cantidad de grasas para acumular energía y no pasar frío. A través de la campaña “Una semilla de amor”, cada ciudadano puede ayudar a las aves en los parques y jardines sin invertir muchos esfuerzos y recursos. Esto nos permitirá escuchar desde las primeras horas del día el gorjeo de los pájaros y observar sus movimientos durante toda la jornada. Es muy importante saber que si hemos decidido una vez alimentar las aves, debemos seguir haciéndolo constantemente, porque ellos recuerdan dónde están los comederos y acudirán allí a diario.
Es interesante saber cuánta gente se ha incorporado a esta campaña. Desde la Sociedad Búlgara de Protección de las Aves destacan que saben solo de aquellos que han registrado sus comederos en el mapa interactivo en la página web de la Sociedad. Hasta el momento los búlgaros de todo el país que han dejado constancia de sus comederos son un poco más de 2000. Pero los funcionarios de la entidad creen que debe de haber también mucha gente que no se ha enterado de la existencia del mapa interactivo, o bien, no ha tenido tiempo de dejar nota en él. Los contactos que mantienen con amantes de la naturaleza de todo el país les hacen ver que los candidatos dispuestos a regalar comida a los pájaros cantores durante el invierno son cada vez más.
Elaborar un comedero, agrega Mariana Valcheva, es muy fácil y no exige habilidades especiales, además un comedero se puede colocar tanto en la terraza de nuestro piso, como en algún árbol cerca de casa, o bien, en los parques y jardines urbanos.
Nuestra interlocutora, por ejemplo, dice alimentar toda una bandada de gorriones y carboneros comunes. Ha colocado en el piso del balcón un pequeño trozo de cartón sobre el que vierte semillas de girasol, crudo y sin pelar. Tampoco es muy difícil hacer un comedero colgante para impedir que las palomas se coman las semillas destinadas a las aves cantoras. Y nos da una idea de cómo fabricarlo: tomamos una botella de plástico vacía, hacemos agujeros en las paredes, colocamos en el fondo unas cuantas ramitas, de manera que sus extremos salgan afuera, y llenamos la botella con semillas. Los pajaritos se posarán sobre las ramitas y podrán picar las semillas a través de los agujeros. Luego colgamos la botella en el lugar donde mejor nos convenga y así no solo ayudamos, sino también disfrutamos de la compañía de las aves cantoras más de cerca.
Versión en español por Katia Dimanova
Fotos: bspb.org
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