Lazaritsa, Dia de Lázar, Sábado de Lázar llamamos a la fiesta que se celebra ocho días antes de las Pascuas de Resurrección. La Iglesia venera la resurrección de Lázaro y en la tradición popular es el día de presentación de las jóvenes a la sociedad. La festividad se conoce también por el nombre Lazaruvane –una tradición de mucho color y vitalidad que ha perdurado durante los siglos–. Antaño las jovencitas se reunían en la casa de alguna de las mujeres del pueblo –cantante de experiencia que sabía las canciones rituales–. Ensayaban cánticos característicos que luego interpretaban recorriendo las casas en la aldea.

La fiesta sigue viva en las tradiciones de la aldea de Miroviane –que ya es un barrio de Sofía–. El pueblo fue erigido sobre el fondo de un lago que se encontraba en la llanura de Sofía. Se encuentra a unos 10 km de la capital y tiene unos 1350 habitantes. Uno de sus habitantes es la pequeña Kristina Anastasova de 14 años que estudia en la Escuela de Bellas Artes “Ilia Petrov” en Sofía. Dice la niña que quiere mucho a su lugar natal y que uno de los sitios más lindos es la casa de la cultura porque se puede dar rienda suela al arte y conocer las tradiciones populares. Este año la joven pintora participará en la fiesta de Lázaro por sexta vez.

Voy a la casa de la cultura desde pequeña. Allí hacemos cosas interesantes –pintamos, cantamos, hay talleres de teatro, nos vemos con chicos de nuestra edad–. Para mi es bueno respetar las tradiciones. Me gusta porque así hacemos felices a los mayores. Cuando participo en algún ritual tradicional me siento útil. En la casa de la cultura he aprendido muchas cosas de las fiestas Nochebuena y Navidad, el Día de San Jorge, pero lo que me encanta es el Sábado de Lázaro. Por la mañana nos reunimos vestidas con trajes típicos. El día anterior hacemos coronas de flores para adornar nuestros cabellos. Primero vamos a misa dónde nos hablan de Lázaro y luego nos dividimos en dos grupos para recorre las casas y cantar.



La gente se pone muy contenta, nos regala huevos, golosinas, a veces nos da dinero. Después nos vamos al río donde tiramos las coronas. La corona que pase primero bajo el puente es la ganadora y la chica que la llevaba debe invitar a su casa. Allí repartimos los regalos, cantamos y nos divertimos. Se lo debemos a la Sra. Ventsilava Poteva –la bibliotecaria–. Con ella ensayamos las canciones que no son largas, desean salud y prosperidad. De eso se trata, desear a la gente ¡todo lo bueno!

Fotos: Archivo personal