Un día después de celebrado el Día de Lázaro y una semana antes de las Pascuas de Resurrección ,los búlgaros celebramos el Domingo de Ramos, una costumbre popular dedicada a celebrar el resurgir de la naturaleza y de su fuerza vivificadora. En el calendario eclesiástico la festividad conmemora la entrada de Jesucristo en Jerusalén donde es acogido con ramas de laurel y olivo, dos días antes de ser crucificado. Es una festividad celebrada tanto por los cristianos ortodoxos como por los católicos y los protestantes.

En Bulgaria se le llama, además, Domingo de Sauces, Domingo de Colores. Por tradición en la mañana la gente acude a la misa en el templo del cual luego la gente se va llevando ramos de sauce, geranios y flores santificados que después suele colocar ante el icono en el hogar o en la puerta de entrada. Antaño conservaban la corona trenzada con ramas de sauce por confiar en las fuerzas mágicas del ramo consagrado en proteger contra enfermedades, mal de ojo y calamidades. En primavera y otoño cuando se avecinaba una tormenta la gente sacaba aquella corona de sauce al patio y miraba a través de ella hacia las nubes cargadas de granizo confiando que así se despejaría el cielo. O bien, prendían fuego a un trozo del ramo para conjurar la caída de truenos y relámpagos. Con un ramo de sauce, de los que habían recogido de la iglesia el día de la fiesta la gente sacaba a sus reses de los establos para llevarlas a su primer pastoreo primaveral y las azotaban suavemente con el ramo para que se mantuvieran sanas y tuvieran muchas crías.

En Domingo de Ramos se amasan panes especiales que forman parte de los ritos de las mozas casaderas. Este día se cumplen rituales que representan la culminación de la costumbre llamada Lazaruvane. En las horas de la mañana las mozas se congregan a la orilla del río más próximo a su aldea. Cada una lleva una pequeña corona de hojas de sauce, un ramillete o un panecillo, llamado “muñeca”. Las chicas van soltando a las aguas del río estos “accesorios rituales” y van viendo de cuál de ellas será la corona, el ramillete o el panecillo al que más rápidamente arrastrará la corriente y se adelantará al resto. Su dueña se convierte en madrina y desde aquel momento comienza a gozar de especial atención.

En Domingo de Ramos no ha concluido todavía la Cuaresma pero por la gran significación de la festividad está autorizado consumir pescado. La tradición prohíbe, en cambio, bailar una danza joró en círculo cerrado. Sólo se baila la danza briosa llamada Boenets o Buenek, palabras que tienen en su raíz el adjetivo búen, que significa, en español, impetuoso, brioso, acompañada por una canción.

Hoy en día la festividad sigue siendo celebrada en todo el país. Ramas de sauce y flores adornan las casas y los templos cristianos. El buen humor festivo es el más fuerte en los hogares en que hay personas que celebren este día su onomástica. Son muchas, en realidad, esas personas que llevan nombres de flor, mata o árbol.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo