Njagul Tumangelov forma parte de la generación que en los años 60 del siglo pasado fue entrando en la vida musical en Bulgaria y por sus logros –en concursos, como solistas, intérpretes de cámara, concertinos y pedagogos– fue afirmando el reconocimiento internacional a Bulgaria como país natal de grandes músicos. Njagul Tumangelov, músico consagrado y reconocido en una serie de países europeos pero poco conocido en Bulgaria se ha ido de este mundo el pasado 28 de marzo.
Él es hijo de Dragja Tumangelov, quien había terminado su formación en el Conservatorio de Wurzburgo, Alemania, y fiel a las tradiciones renacentistas de su época fue desempeñándose como músico, profesor de música, director del Coro Popular de Sofía, integrante de la orquesta de la Ópera de Sofía, autor de temas musicales para cantantes solistas y coros y de obras para orquestas de cámara y de otro tipo.
Njagul, nacido en 1939, comenzó a tocar el violín a la edad de 6 años. Tras años después, tras su primera actuación en público se le aconsejó cursar estudios orientado por Trendafil Milanov en el entonces existente Internado para Niños Talentosos. Se diplomó por la Academia Nacional de Música, de Sofía. En el año 1961 inició su trayectoria creativa, alentado por un reconocimiento impresionante en su época para un músico novel en Bulgaria, como concertino de la Filarmónica de Varna, y, en el período de 1962 a 1969, de la de Sofía. Se remontan a aquel período también sus primeros éxitos internacionales, cosechados en los concursos de violín en Helsinki, año 1962, y en el Tibor Varga, de Suiza, en 1969.
Los complejos cambios en el país y su repercusión en el terreno de la vida profesional movieron a gran número de músicos búlgaros a irse a trabajar en el extranjero. Njagul Tumangelov también dio este paso y desde el otoño de 1969 comenzó a desempeñarse como primer concertino de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Austria. La posición negativa del gobierno socialista de la época con respecto a personas que por sus cualidades “se colaron” en Occidente, transformaron al músico, pese a su deseo, en un emigrado. En el período desde 1975 hasta 1982 el violinista fue concertino de la Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara, de Múnich, y hasta 1989 volvió ser concertino de su orquesta en Viena ya también como primarius (primer violín) de un Cuarteto de Cuerda de la Radio de Viena en cuyo repertorio ocupaban un extenso puesto los autores de la vanguardia musical. Actuó como solista de orquestas en Alemania, Austria, Italia, Grecia, Japón, entre otros países, fue ofreciendo recitales acompañado también por intérpretes de Bulgaria como los pianistas Bozhidar Noev y Yulika Béjar, la soprano Krasimira Stoyanova, el violista Nikola Zidarov. Sus actuaciones fueron altamente apreciadas en todas partes, tanto por el público como por los críticos musicales y por sus méritos a la cultura musical de Austria en el año 1989 fue distinguido por el presidente de Austria con el título honorífico de “catedrático”.
En ese mismo año surgió la necesidad de que Njagul Timangelov sustituyera al director, repentinamente enfermado, del espectáculo de la ópera “El barbero de Sevilla”, en la Ópera de Cámara de Viena. En ese empeño Tumangelov hizo gala de sorprendentes habilidades y así, impulsado hasta cierto punto por el azar, el violinista se orientó a la dirección orquestal. Su experiencia de concertino, el conocimiento de la orquesta, el extenso repertorio y la labor conjunta con famosos directores de orquesta le ayudaron a que se familiarizara con rapidez con este profesión, dirigiendo orquestas en grandes obras de Malher, Gershwin, Stravinski, Schonberg. Njagul Tumangelov solía confesar en vida que en aquel nuevo campo de manifestación de sus dotes había encontrado una enorme satisfacción.
Los cambios ocurridos en Bulgaria después del año 1989 hicieron posibles reiteradas visitas de Njagul Tumangelov a las orquestas en Varna, la orquesta de cámara “Solistas de Sofía”, la Orquesta Sinfónica de Radio Nacional de Bulgaria. Fue así como se volvió realidad el deseo del destacado músico de retornar al país en que había dados los primeros pasos en su remarcable trayectoria musical.
Versión en español por Mijail Mijailov
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