Desde que Bulgaria se unió a la Unión Europea (EU), en 2007, en este país no cesan los debates sobre los beneficios y los riesgos del acceso a la zona del euro y la sustitución de la moneda nacional por el euro europeo. Sin embargo, hasta el momento las autoridades oficiales en Sofía no habían hecho nada concreto para la introducción del euro, afirmando al mismo tiempo constantemente que el país había cumplido con todos los requisitos para la membresía en la eurozona. Hace apenas un par de meses, el Ministro de Finanzas y el Gobernador del Banco Nacional de Bulgaria enviaron una carta oficial referente a la participación del país en el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) mediante el establecimiento de una estrecha cooperación con el Banco Central Europeo, y las intenciones de Bulgaria de solicitar la adhesión al Mecanismo de Tipos de Cambio II (ERM II, por sus siglas en inglés). Ahora el Gobierno acaba de adoptar un plan de acción para el ingreso simultáneo al ERM II y la unión bancaria para julio del próximo año.

El documento prevé modificaciones en la legislación nacional que se ajusten a las normas europeas, medidas para estabilizar el sector bancario, fortalecer la supervisión bancaria y un control más estricto de los fondos de pensiones y las compañías de seguros. No son menos importantes las medidas relativas a las empresas estatales, que incluyen requisitos y recomendaciones para la adaptación y la mejora de la gestión y las finanzas de conformidad con las normas europeas. Todas estas medidas apuntan a reforzar el control sobre las instituciones bancarias y financieras en el país para que no amenacen la estabilidad macroeconómica de Bulgaria, una tarea con un alto grado de dificultad que el Parlamento búlgaro tendrá que cumplir en el plazo más breve posible, para mediados de 2019. El tiempo para ello es suficiente, el sistema político y económico es estable, es decir, hay condiciones para reformas exitosas; sobre todo porque, a diferencia de otros países de la UE que no pertenecen a la zona del euro, en Bulgaria tanto los ciudadanos de a pie como los círculos económicos y políticos están, en general, a favor de la moneda común. De hecho, Bulgaria es el único país de este grupo de países que adopta medidas concretas para unirse a la zona del euro.

No obstante, cabe señalar que la eurozona introduce, por primera vez, nuevos requisitos para un país candidato al euro. Estos requisitos no son puramente bancarios, financieros y monetarios, sino más bien políticos, porque tanto Bruselas como Frankfurt han dejado en claro que una condición importante para la admisión en la zona del euro serían los éxitos visibles en la lucha con la corrupción en el país. Las autoridades búlgaras son particularmente sensibles a este requisito ya que desde hace una década Bulgaria está bajo el control constante de Bruselas en materia del cumplimiento de la ley y las regulaciones, y también para hacer frente a la corrupción de alto nivel. Si este monitoreo sigue aplicándose 10 años ya, eso significa que Bulgaria aún no ha registrado progreso significativo y visible en esta esfera. Además de todo esto, Bulgaria será el primer país candidato a la eurozona que tendrá que esperar y llevar a cabo las reformas necesarias incluso antes de ingresar a la antesala de la eurozona donde nadie sabe cuánto tiempo permanecerá antes de adoptar el euro.

El plan de acción de las autoridades para la entrada simultánea de Bulgaria en el ERMII y la unión bancaria en julio de 2019 es fiable, establece requisitos y plazos, y en su conjunto representa un programa de reformas financieras y económicas a gran escala. No será fácil porque se verán afectados los intereses de los grupos de cabildeo influyentes y los círculos económicos poderosos. Pero si este plan fracasa Bulgaria corre el riesgo de quedarse en la periferia de la UE como un miembro de segunda categoría que nadie toma en serio, lo cual no sería del gusto de nadie en el país: ni de los búlgaros de a pie ni de las autoridades oficiales.

Versión en español por Daniela Radíchkova