La conocemos. Al menos todos los que son artistas, músicos, periodistas, melómanos. Desde hace décadas no ha habido un concierto significativo que no haya sellado en sus fotos que nos encontremos en todas partes. A menudo, su presencia es casi invisible, porque la Sra. Balevska no es la fotógrafa que sacrifica el placer del público para hacer su trabajo. Y ella ha hecho bellas, a veces únicas imágenes de conciertos inolvidables. Algunos de ellos se podrán ver en la exposición, que se inaugura hoy, en el vestíbulo de la sala "Bulgaria" de Sofía. Con ésta muestra, Vasilka Balevska celebra 50 años de actividad profesional y los amantes de la música clásica esperan la muestra con curiosidad e impaciencia. La renombrada fotógrafa ha dedicado la exhibición al centenario del nacimiento de su padre.
Mi padre se graduó en la Academia de Bellas Artes de Sofía y desde entonces se convirtió en un fotógrafo aficionado. A pesar de ser profesor de pintura e historia, tenía gran pasión por la fotografía. Tenía 9 años cuando me entregó una cámara rusa de formato ancho. A menudo salíamos a dar paseos con mis compañeros de clase y me dio la cámara para que hiciera fotos. Quería estudiar ruso e historia, pero mi padre me convenció que me matriculara en fotografía. Me gradué y me fui a trabajar al Archivo Fotográfico del Estado y desde 1993 trabajo como fotógrafa autónoma. En los Archivos Fotográficos del Estado hacíamos la historia de Bulgaria en imágenes, suministrábamos a todos los centros culturales fotos sobre congresos, ferias, agricultura, salud, que reflejaban nuestra vida social. He fotografiado absolutamente todo. Como melómana, corría a hacer fotos de la música. Casi todos los años iba a Ruse para el festival “Jornadas musicales de marzo”. En aquel entonces, el festival organizaba charlas en las fábricas con compositores y artistas, así que lograba “cubrir" muchos temas. Mi amor por la música clásica nació en mi infancia. En mi ciudad natal Troyan había una rica vida cultural. En los años 60 del siglo pasado nuestros grupos de aficionados eran líderes republicanos. Teníamos una opereta de aficionados, un teatro estatal. El centro cultural de la ciudad organizaba reuniones con compositores y escritores. También cantaba en el coro de la escuela hasta que me gradué de la escuela secundaria. Recuerdo que estaba en un campamento en Varna. Nos llevaron a ver a “Carmen” en el teatro de verano. Desde entonces me enamoré de la ópera. Todavía recuerdo el vestido blanco con una hermosa rosa roja de Zara Dolluhanova, una cantante operística soviética que interpretó el papel principal. Posteriormente escuchaba los programas educativos de Radio Nacional de Bulgaria.
Hoy, Vasilka Balevska digitaliza su archivo, pero dice que muchas de las cintas ya han perdido su "nitidez", las imágenes en algunos lugares están un poco borrosas, por lo que a veces hace copias de las imágenes.
En la oficina recibíamos un boletín de eventos y yo trataba de elegir los musicales. Tal vez fue a finales de los años 60 del siglo pasado cuando me llamaron de la revista “Música búlgara” para trabajar con ellos. El redactor en jefe, Dimitar Zenguinov, tenía sus propios requisitos que me ayudaron mucho en mi trabajo de fotógrafa; quería que viera a los artistas durante los ensayos, en sus casas, antes del concierto y no sólo en el escenario. Ahora, aunque trabajo independientemente, sigo haciendo historia en el área de la música. Hasta la caída del régimen socialista en 1989, absolutamente todos los grandes conjuntos e intérpretes del llamado campo socialista estuvieron en Bulgaria: Gergiev, Temirkanov, Vadim Repin. También había grandes músicos del mundo occidental: Ruggiero Richie, Teatro de la Ópera de Génova, Jean Bernard Pomee vino a Bulgaria cuando era muy joven. No puedo vivir sin la música. Regreso de algún concierto y sigo escuchando música mientras proceso las fotos.
Mi foto más antigua es de Pancho Vladigerov e Iván Drenikov, también de Weissenberg. Hay una sin igual en la que aparecen en el escenario los violinistas Vasko Vassilev, Teresa Nikolova, Svetlin Rusev, Biliana Vuchkova y Vesko Panteleev. Siempre trato de "atrapar" al artista en su momento más característico. He tomado fotos a un director de orquesta que dirige una música que no es la suya y simplemente esto no funciona. Entonces busco otra oportunidad. Me ha ocurrido tomar fotos de toda una ópera y que no me gustara ni una sola toma. El disparador de las cámaras es ruidoso y trato con mucho cuidado de no molestar a las personas en la sala. Las cámaras son caras, no se puede mantener lo mejor. No culpo a la generación actual de fotógrafos que, quizás por razones financieras, prefiere otros eventos. Pero para mí es maravilloso escuchar y hacerle fotos a la música.
Versión en español por Ludmila Sávova
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