Zdravka Dimitrova es uno de los nombres reconocidos del periodismo búlgaro. A sus 85 años recién cumplidos y muy bien llevados acaba de publicar un libro nuevo de los cuatro volúmenes que ha decidido titular “Mis andanzas”. Se titula “Un tango de amor con Argentina” y le ha valido por cierto el premio “La pluma de oro” de la Unión de Periodistas Búlgaros. Lo ha presentado en días recientes en la sede de dicha organización contando con la presencia del embajador de Argentina en Bulgaria, el Sr. Alberto Trueba y, además de colegas periodistas, destacados hispanistas, docentes, y público interesado. Numeroso este último, puesto que Argentina no es para nosotros un país más de Latinoamerica, sino que nos une una larga y entrañable relación.
Lo mismo podemos decir de la relación de la autora con ese país en el que ha vivido durante varios años en los ochenta y cuyo desarrollo ha seguido de cerca de lo largo de las décadas posteriores. Tanto es así que en las palabras de presentación el periodista Yosif Davidov calificó la obra como “el libro más documentado y detallado de los que se han publicado en Bulgaria sobre ese país”. Se titulan algunos de sus capítulos: La Olimpíada, El tango, La Capital, Las Artes, El Dinero, el País, los Búlgaros.
Podemos decir que “Un tango de amor con Argentina” de Zdravka Dimitrova es un libro que presenta aspectos y ofrece datos no demasiado conocidos por el amplio público búlgaro y tiene además un valor publicístico, ya que analiza acontecimientos de la vida social y política, estableciendo paralelos con otros acaecidos aquí en Bulgaria o en países vecinos. Y esto contribuye a acercar el contenido al lector búlgaro. A la vez es de una escritura amena y cargada de emociones, la autora no deja de extasiarse ante las bellezas naturales del país, admirando los logros de su gente o sorprendiéndose por algunas particularidades suyas.
Merece un párrafo aparte, por su emotividad, el capítulo dedicado a nuestros compatriotas radicados en Argentina o a descendientes de búlgaros que viven ahí. Consta que fue en 1906 cuando un peletero, un sastre, un maestro y unos pocos hombres más salieron de Bulgaria rumbo a Argentina. Y se quedaron ahí, pero pronto se perdieron entre todos los demás emigrantes, venidos de tantos países.
La presencia búlgara crece en Argentina antes que nada en el período de entreguerras. Es en el propio puerto de Buenos Aires, en el imponente Hotel de los Emigrantes, convertido ya en Museo de la Emigración, que permanecían todos ellos un tiempo antes de dirigirse a las tierras que les eran destinadas. Hoy, los descendientes de estos y de otros búlgaros más, llegados en épocas posteriores, viven principalmente en las provincias del Chaco, de Chubut y en la de Buenos Aires. Muchos se mantienen fieles a sus raíces, tal como ha podido convencerse Zdravka Dimitrova en sus encuentros con ellos y lo ha contado en este hermoso libro sobre la Argentina y su gente.
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