Con la llegada del verano llega también la hora del Festival del Cine Búlgaro en Roma. También este año los organizadores del evento, la actriz Zhana Yakovleva y todo el equipo del Instituto Cultural Búlgaro que ella dirige en la capital italiana, prometen convertir los días del 27 al 30 de junio en una auténtica fiesta para los aficionados y admiradores del cine y la cultura búlgaros. El recinto del festival es emblemático, es la Casa del Cine en Roma, situada en medio de los jardines de la suntuosa Villa Borghese.

Cada año que pasa celebramos reuniones cada vez más activas con personas que se interesan por el cine búlgaro y que emiten valoraciones cada vez más altas a los adelantos de nuestros cineastas, dice Zhana Yakovleva. La mayoría de ellas son también colegas nuestros, entre actores, productores y directores, algunos de los cuales han trabajado en Bulgaria, otros, que esperan hacerlo en el futuro. Todos ellos acuden al festival, movidos por un interés enorme, y las reuniones que mantenemos con esas personas se hacen cada vez más interesantes. Es que cuanto terminen las funciones cinematográficas y cuando toda la Villa Borghese se suma en el silencio nosotros nos quedaremos platicando afuera en los bancos sobre las cosas que habrán despertado interés, que habrán movido a la reflexión. Hablaremos eventualmente de nuevas coproducciones y de la creación de un cine auténtico.

La XII edición del Festival del Cine Búlgaro en Roma, por tradición, encauza la atención hacia las muestras mejores de la nueva cinematografía búlgara. El público podrá ver cinco películas de argumento, tres documentales y un serial. El delicado hilo rojo que los aúna es el tema del amor en sus diferentes dimensiones.

Los visitantes, como siempre, forman un ramillete enorme. Comenzamos por la primera jornada, 27 de junio, en la que Milko Lazarov presenta su cinta Ága. Esta película puso un broche de oro al festival cinematográfico internacional Berlinale y recibió la alta valoración de la crítica, como un sensible cuento rodado en la tierra “del hielo eterno” en la que los protagonistas Sedna y Nanook viven sumidos en la tristeza causada por la ausencia de su hija única Ága.

Luego pasamos por la cinta Una foto con Yuki, del guionista Dimitar Stoyanovich, el director Luchazar Avramov, el productor Borislav Chuchkov y, sobre todo, el actor estrella Rushi Vidinliev cuya llegada a Roma esperamos con enorme interés. Los “chicos malos del cine búlgaro”, como solemos llamarlos, los actores Marian Vulev y Asen Blatechki ofrecerán sus primeras cintas domo directores cinematográficos. Nos visitará asimismo la joven actriz Liuba Basheva, protagonista en la película “Una chica mala”, de Marian Vulev. En la última velada del festival nos obsequiará con una sonrisa la actriz Teodora Dujóvnikova con la cinta ”Chicle para globos” .También apreciaremos su magistral actuación en el primer episodio del serial “La garganta del diablo” que, en mi opinión es un serial que se puede exhibir con enorme orgullo en Italia.

Plovdiv, Capital Europea de la Cultura, también contará con una presencia peculiar en los días del 27 al 30 de junio en Roma. Será por medio de los documentales dedicados a dos remarcables personalidades oriundas de esa segunda mayor ciudad de Bulgaria: la diva de la ópera Sonya Yoncheva y el director cinematográfico Iván Andonov. Y, no en último lugar, el público podrá ver una cinta sobre uno de los primeros autores búlgaros de obras traducidas al italiano, Yordan Radichkov, agrega Zhana Yakovleva.

Si nos retrotraemos al pasado veremos que el paso que hemos dado ha sido muy grande. Lógicamente, a mí me hubiera gustado que hubiésemos logrado más porque creo que la cultura de Bulgaria no acaba de ocupar todavía su digno puesto en Europa y el mundo. Como una búlgara que lleva muchos años residiendo fuera de la patria posiblemente yo sea capaz de apreciar con la mayor nitidez los importantes logros que se han hecho y considero que Bulgaria debe realmente enorgullecerse de sus artistas porque cada año que pasa nos vamos volviendo mejores.

Versión en español por Mijail Mijailov